Pensar la universidad desde los espacios virtuales bajo un contexto de confinamiento social enmarcado por la crisis sanitaria global del COVID-19 es el punto de encuentro desde el que se plantearon ejes de diálogo entre instituciones de la UNAM y de la Universidad del Witwatersrand de Johannesburgo. El objetivo fue analizar cómo las grandes universidades nacionales han gestionado la crisis para continuar la labor académico-educativa que les compete, en este caso desde la experiencia en la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad del Witwatersrand.
La mesa redonda University After Covid-19: South Africa-Mexico Conversations organizada por la UNAM-Sudáfrica, el Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África, la Coordinación de Relaciones y Asuntos Internacionales, la Coordinación de Difusión Cultural UNAM, la Cátedra Nelson Mandela UNAM y Wits Institute for Social and Economic Research, reunió a académicos de México y Sudáfrica para discutir las perspectivas de la educación universitaria desde el Sur Global, resaltando los retos y oportunidades que ha significado la Universidad desde lo virtual. Este espacio no solo fue un foro para el diálogo y conversación de las realidades y el impacto de la pandemia en las estructuras universitarias; sino que también es un reflejo de los esfuerzos de cooperación académica que propician la internacionalización de la UNAM con instituciones extranjeras, estableciendo puentes para el fortaleciendo las relaciones entre México y Sudáfrica.
Sarah Nuttall, quien dirigió el encuentro, planteó como puntos de reflexión las formas en que la universidad como institución ha cambiado desde las múltiples dinámicas en la que se inserta y, cómo ello repercute en la reinvención de su papel, misión y funciones, donde no solo se replantea las estructuras institucionales- materiales sino también los miembros que las componen: alumnos, académicos, trabajadores. Entre las dimensiones desde las que se entiende la universidad contemporánea se suma el impacto del COVID-19 en los regímenes de distribución locales, regionales e internacionales de la educación, con la aparición de modelos cada vez más híbridos entre lo presencial y lo digital.
Desde el contexto mexicano, Nair Anaya señala la importancia de la UNAM como la universidad más grande del país a nivel infraestructura y de capital humano, resaltando el impacto histórico-social que la universidad ha tenido en el proceso de modernización en México, cuestionando lo qué se significa la profesionalización y qué tanto puede considerarse como un espacio para el análisis crítico. Resaltando las violencias simbólico-culturales presentes en la sociedad mexicana que trastocan a la universidad, como la violencia de género.
Imanol Ordorika considera que la redistribución de la universidad es partir de identificar a la universidad como una institución político-cultural que trastoca la organización individual y colectiva de las sociedades. Las universidades se hacen presentes como actores que determinan las agendas nacionales, sirviendo para reproducir o romper con estructuras socioculturales. Entre los problemas que ha significado el papel y capacidad de la universidad se encuentra el acceso a la misma, donde la dinámica digital pareciera dar una solución a una educación libre y de mayor alcance frente a los procesos de privatización y autoritarismo de la educación pública.
En la perspectiva sudafricana, Garth Stevens contempla que la universidad tiene que ser repensada de las ideas tradicionales del siglo XIX, al considerarla como un espacio dinámico, que refleja las contracciones y desigualdades. Con el COVID-19, la universidad se ha convertido en un lugar que posibilita el acceso a la tecnología, reconfigurando la arquitectura de los procesos de aprendizaje, así como las esferas intelectuales que se construyen desde la académica. En este sentido, es necesario reflexionar sobre las plataformas con las que se cuentan en la transición de lo digital y cómo nos apropiamos de esta infraestructura para la enseñanza. Entre las oportunidades, la internacionalización se vuelve eje de la educación, a partir de la conectividad más allá de las fronteras físicas que supone lo presencial.
Sizwe Mpofu-Walsh identifica que la universidad ha tenido un papel importante en la organización y movilización estudiantil al cohesionar distintas identidades bajo intereses comunes frente a las desigualdades, la universidad como entidad política. Así, la universidad es un estadio para la contestación y reivindicación, en el imaginario sudafricano el acceso a la universidad se ha percibido como una vía para el cambio. Con la implementación digital pareciera que hay un acercamiento y apertura a la universidad desde el que se redistribuye la educación.
El panel visibilizó dinámicas estudiantiles y académicas compartidas entre Sudáfrica y México, en el que las condiciones sociales, económicas y tecnológicas han significado puntos de inflexión y reflexión importantes al abordar la universidad como esfera para una educación virtual, donde los retos históricos como la segregación socioeconómica se hacen visibles; pero también refleja oportunidades para el acceso a la educación superior, posibilitando el replanteamiento de la educación libre y pública, así como los contenidos y estrategias de enseñanza en un contexto digital. Sarah Nuttall articula los puntos de encuentro desde los nuevos desafíos y antiguos retos de la universidad contemporánea en la medida que se configura como una entidad para la contestación, resistencia y desarrollo científico-tecnológico en las sociedades del Sur Global.
Fecha de publicación: 30/10/2020