El continente africano ha sufrido rápidos cambios en las primeras dos décadas del siglo XXI y estos continuarán por el resto del mismo. Algunas estimaciones afirman que su población se duplicará para el año 2050 (Nigeria incluso superará a los Estados Unidos en población con 400 millones de habitantes) por lo que es de esperar que el continente comience a tener una presencia cultural más amplia en todo el mundo, lo cual es una oportunidad para las naciones africanas de expresar su soft power.
De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la industria cultural está compuesta por los siguientes sectores: Expresiones culturales tradicionales: artes y oficios, festivales y celebraciones
- Sitios culturales: sitios arqueológicos, museos, bibliotecas, exposiciones, etc.
- Artes visuales: pinturas, esculturas, fotografías y antigüedades
- Medios editoriales e impresos: libros, prensa y otras publicaciones
- Diseño: Interior, gráfico, moda, joyería y juguetes.
- Artes escénicas: música en vivo, teatro, danza, ópera, circo, títeres, etc.
- Audiovisual: cine, televisión, radio y otras transmisiones.
- Nuevos medios: software, videojuegos, contenido creativo digitalizado
- Servicios creativos: arquitectónicos, publicitarios, culturales y recreativos.
África por supuesto, abunda en todas estas expresiones, siendo hogar de algunas de las naciones con mayor diversidad cultural del mundo. Si bien la situación socioeconómica de la mayoría de los países africanos no han permitido que estas se extiendan más allá de sus propias fronteras, hay algunos casos que podrían servir como ejemplo para el continente en su búsqueda de ampliar y difundir su oferta cultural.
Egipto es quizás la nación africana que mejor ha logrado explotar su industria cultural, centrada en la antigua cultura egipcia pre-islámica. Con una industria turística que anualmente aporta unos $9 billones de dólares. De igual manera Egipto obtiene anualmente un 10% de sus ingresos anuales del turismo. Exposiciones itinerantes a museos de todo el mundo ayudan también a crear una imagen positiva de la nación, algo muy necesario tras la turbulenta década que ha seguido a la Primavera Árabe.