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El sistema de dinero móvil: M-Pesa como “caso de éxito”
01 abr 2022

Las innovaciones en el sector financiero no son algo nuevo, sin embargo, anteriormente habían estado enfocadas en favor de la banca tradicional, lo cual reforzaba su papel como prestador de servicios en esta industria, pero con la entrada en las últimas décadas de nuevos actores provenientes de sectores no tradicionales, tales como los gigantes de la tecnología y de telecomunicaciones, ha insertado nuevas formas de otorgar servicios financieros. Una de ellas ha sido a través del dinero móvil que, a juicio de Aker y Mbiti (2010), se refiere a transacciones financieras mediante el uso de las redes de telefonía móvil, lo cual no sólo se aplica con la población comunmente bancarizada, sino también con aquellas personas que quedaban fuera. Es por ello en la presente nota se busca abordar este sistema, el cual se ha ido promocionando por los tan prometidos beneficios que resultarían para los países, tomando el caso de M-Pesa en Kenia como ejemplo de ello.

Lo anterior se ha visto cristalizado con las posturas que abogan por una mayor inclusión financiera argumentando que puede contribuir a la economía de cada país. De acuerdo con Zins y Weill (2016), entre los beneficios económicos que se pueden alcanzar están el incremento de ingresos y mejores posibilidades de obtener un empleo. Además, mencionan que el tener acceso a los servicios financieros ayuda a invertir en la educación u otros proyectos que contribuirían al desarrollo. Es así que la inclusión financiera ya no sólo es incentivada dentro de países “avanzados”, sino que actualmente se ha impuesto como meta a nivel global, aún más para países como los del continente africano, donde en lo que va del presente siglo se ha visto un gran apoyo, tanto interno como externo, a los servicios financieros otorgados por actores no tradicionales.

El caso más destacado de África inició en 2006 cuando Vodafone, empresa líder en comunicaciones tecnológicas con sede en Reino Unido, participó en una propuesta para llevar el sector financiero a las personas no bancarizadas, la cual posteriormente se iría desarrollando en Kenia de la mano de Safaricom, el principal operador de red móvil en Kenia, junto con ayuda del Banco Central de dicho país. Así, en 2007 M-Pesa empezó a operar y terminaría el año con 1.2 millones de clientes activos, cifra que ha ido en aumento incluso superando el número de clientes en el sector bancario. Entre las funciones que ofrece se encuentran los depósitos, pago de servicios, compras de bienes, enviar y recibir dinero, pero se han ido implementando otros más en los últimos años (Pérez-Serrano y Del Río, 2019).

Aún cuando no es el único caso de dinero móvil en el continente y también está presente en otros países del Este de África, en Kenia se ha visto en los últimos años como un “caso de éxito” por los diversos artículos e investigaciones que se han hecho en torno a M-Pesa, no obstante, el más famoso y citado es un estudio sobre su impacto en la población de este país entre 2008 y 2014 escrito por Tavneet Suri y William Jack en 2016, donde arrojaron resultados y conclusiones positivas, sin embargo, el más sorprendente fue que con este sistema de dinero móvil se sacó al menos al 2% de la pobreza extrema.

De este estudio han surgido muchos otros en los cuales obtienen resultados similarmente positivos, llevando a que organismos internacionales pongan a M-Pesa como algo que se tendría que replicar en otros países del continente para que estos puedan obtener los mismos “beneficios”. A pesar de ello, en los últimos años ha surgido otros autores que hacen una crítica tanto a los artículos realizados, resaltando deficiencias y omisiones sobre la metodología, como al mismo M-Pesa, concluyendo que, si bien es cierto que ha ayudado en el proceso de la inclusión financiera, esta no es la solución a la pobreza como muchos aclaman.

Cabe recordar que empresas como la encargada de llevar a cabo lo que comenzó como una propuesta en un país extranjero, es de carácter privado y con intereses muy diferenciados a los objetivos del bienestar social del país. Por lo tanto, es importante no ignorar estos “casos de éxito” que organismos internacionales y países afines alaban debido a que buscan replicarlos en otras economías sin tomar en cuenta las características de cada nación, sus diferentes problemas y necesidades, es decir, sus condiciones estructurales preexistentes.

Fuentes

Aker, J. & Mbiti, I. (2010) Mobile Phones and Economic Development inf Africa. Journal of Economic Perspectives, Vol. 24, Pp. 207-232

Furtado, Celso 1964 (1961). “Elementos de una Teoría del Subdesarrollo” en Desarrollo y Subdesarrollo. Editorial Universitaria. Pp. 149-177.

Pérez-Serrano I., & Del Río, M. (2019). Innovación en Inlcusión Financiera. Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

Suri T. & William Jack (2016) The long-run poverty and gender impacts of mobile money. Revista Science, vol. 354.

TechChange. (03 de abril de 2013). The Story of M-Pesa. [Archivo de Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=i0dBWaen3aQ

Zins & Weill (2016) The determinants of financial inclusion in Africa. Review of Development Finance.