A pesar de que la independencia de Singapur se dio de manera formal en 1965, las tropas británicas se mantuvieron en la isla hasta 1971. La partida de los británicos se dio antes de lo que el gobierno presidido por Lee Kuan Yew quería. El primer ministro buscó tener la presencia del ejército británico el mayor tiempo posible para evitar invasiones y la pérdida de la confianza en Singapur. La partida de los británicos antes de que Singapur tuviera la posibilidad de defenderse solo era para Lee una sentencia.
Acorde al autor de From Third World to First. The Singapore Story: 1965-2000, el ex primer ministro singapurense Lee Kuan Yew, la presencia de las tropas británicas daba la sensación de seguridad necesaria para fomentar la inversión extranjera y la exportación de bienes. Con ello se aseguraba la creación de nuevos empleos que pudieran acoger a los recién graduados y prevenir el desempleo masivo. Sin embargo, el gobierno en Londres estaba requiriendo tropas y le informó a Singapur que reducirían a la mitad la presencia británica en el sureste de Asia antes de lo planeado.
Los líderes del gobierno singapurense sentían que la crisis económica en su país podía ser superada siempre y cuando la seguridad y confianza en su gobierno no fueran mermadas. Por ello, Lee Kuan Yew empezó a buscar soluciones. No fue sencillo y hubo varios tropiezos. Por un lado, Lee solicitó que las municiones dejadas por los británicos pudieran ser utilizadas por Singapur, a pesar de que ello fuera en contra de lo estipulado por las normativas del Imperio Británico. Por otro lado, en noviembre de 1967 se tomó la decisión por parte del gobierno en Londres de devaluar la libra esterlina. Esto hizo que las reservas singapurenses en la capital británica perdieran 14.3 por ciento de su valor. La respuesta de Downing Street era que ya estaban solos y que por lo tanto, Gran Bretaña iría primero.