Dentro de las estrategias que Lee Kuan Yew tenía para convertir Singapur en un país desarrollado, se encontraba el crear un oasis primermundista en una región tercermundista. Aquella dinámica no la pudo lograr Israel, por ejemplo, al estar en guerra con sus vecinos, como menciona Lee en su libro From Third World to First. Sin embargo, la situación de Singapur era distinta y favorable para lograr este objetivo.
El tener estándares altos en educación, seguridad, salud, telecomunicaciones, transporte y servicios garantizaba que Singapur fungiera como base de emprendedores, ingenieros, directivos y demás profesionales que tuvieran algún interés en la región. Esto significó preparar a la población singapurense para tener un gran servicio, buena educación y organización. Lee buscó lograr este cambio en la población con la ayuda de escuelas, sindicatos, centros comunitarios y organizaciones sociales. La idea del gobierno era quitar los malos hábitos de la población que impedían un correcto desarrollo de la sociedad y sobresalir en la región.
En agosto de 1961 se creó la oficina de desarrollo económico. Ésta ayudaba a cualquier inversionista para que sus necesidades fueran cumplidas. En la oficina trabajaba gente de Naciones Unidas experta en inversiones y tenían como objetivo la promoción de la inversión en el país. En un principio se especializó en industria metalera, química y la producción de aparatos eléctricos. Sin embargo, la oficina resultó ser tan exitosa que tuvo que ser fragmentada en distintos componentes conforme las inversiones se fueron ampliando.
El gobierno singapurense fue clave en la atracción de la inversión. El gobierno encabezado por Lee construyó la infraestructura necesaria, proveía de planes industriales bien realizados, fomentó la participación en las acciones de las industrias, otorgó incentivos fiscales y promoción de las exportaciones, todo de la mano de unas buenas relaciones obrero-patronales y medidas macroeconómicas correctas. La zona de mayor desarrollo industrial fue Jurong. Ahí se estableció Hewlett-Packard, cuyos directivos pasaron la voz a otras empresas en sus matrices sobre las atractivas medidas que Singapur estaba implementando. Poco tiempo después, otras empresas electrónicas estadounidenses siguieron los pasos de HP.