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La dinastía Shinawatra y la política tailandesa contemporánea
12 sept 2025
Introducción

La política contemporánea de Tailandia no puede comprenderse sin el protagonismo de la dinastía Shinawatra. Desde el ascenso de Thaksin en 2001 hasta la breve gestión de Paetongtarn en 2024–2025, la familia ha estado en el centro de las disputas entre democracia electoral, populismo redistributivo y las élites tradicionales ligadas a la monarquía, el ejército y la judicatura. Este artículo analiza comparativamente los liderazgos de Thaksin, Yingluck y Paetongtarn, mostrando cómo sus estrategias populistas generaron una base electoral duradera, pero también desencadenaron mecanismos de neutralización institucional que revelan la fragilidad de la democracia tailandesa.

Marco teórico resumido

El caso Shinawatra se inscribe en cinco dimensiones analíticas. Primero, las dinastías políticas (Dal Bó et al., 2009) como formas de reproducción del poder basadas en capital político y redes familiares. Segundo, el populismo (Laclau, 2005), entendido como la articulación de demandas heterogéneas bajo la noción de “el pueblo”, que en Tailandia se tradujo en políticas redistributivas hacia el campesinado (Phongpaichit & Baker, 2009). Tercero, el concepto de autoritarismo competitivo (Levitsky & Way, 2010), donde elecciones reales coexisten con mecanismos extrainstitucionales que limitan a los gobiernos electos. Cuarto, la network monarchy (McCargo, 2005, 2018), una red de monarquía, militares, jueces y empresarios que garantiza el statu quo. Finalmente, la dimensión de género y política (Jalalzai, 2013; Richter, 2016), clave para comprender los liderazgos femeninos de Yingluck y Paetongtarn.

Thaksin Shinawatra (2001–2006)

El gobierno de Thaksin inauguró un populismo inclusivo sin precedentes en Tailandia. Sus políticas de salud universal, créditos comunitarios y desarrollo local generaron una lealtad rural sólida, especialmente en el norte y noreste del país. Siguiendo la lógica de Laclau, Thaksin articuló un bloque social que incluía campesinos pobres, clases medias emergentes y empresarios periféricos, en oposición a las élites urbanas de Bangkok. Esta coalición, sin embargo, fue percibida como una amenaza por la network monarchy, que veía en él un desafío directo a la hegemonía del viejo orden. En 2006, un golpe militar puso fin a su mandato, confirmando que el populismo electoral no podía sostenerse frente a las estructuras extrainstitucionales. Su legado dejó dos huellas: un electorado rural leal a los Shinawatra y la institucionalización del ciclo de populismo seguido de represión.

Yingluck Shinawatra (2011–2014)

El ascenso de Yingluck representó tanto la continuidad como la transformación del proyecto de su hermano. Respaldada por el Pheu Thai Party, capitalizó el apoyo rural, pero proyectó un estilo conciliador, maternal y femenino en un entorno político patriarcal. Su liderazgo encaja en los análisis de Jalalzai (2013), donde las mujeres llegan al poder mediante dinastías familiares, aunque con estilos propios que desafían estereotipos. Yingluck mantuvo y amplió las políticas redistributivas, incorporando subsidios agrícolas, programas sociales y estímulos económicos. Sin embargo, el controvertido rice pledging scheme, que generó grandes pérdidas fiscales y acusaciones de corrupción, debilitó su legitimidad. La judicialización de la política fue decisiva en su caída. En 2013, el intento de aprobar una ley de amnistía que permitiría el regreso de Thaksin desencadenó protestas masivas del PDRC. En mayo de 2014, la Corte Constitucional la destituyó por abuso de poder, y poco después el ejército, dirigido por Prayuth Chan-ocha, ejecutó un golpe militar. Yingluck dejó dos legados clave: la normalización del liderazgo femenino y la confirmación de que el ciclo populismo–represión persistía en Tailandia.

Paetongtarn Shinawatra (2023–2025)

Tras casi una década de gobierno militar, las elecciones de 2023 dieron la victoria al Move Forward Party, pero la intervención del Senado bloqueó su llegada al poder. El Pheu Thai decidió aliarse con partidos cercanos a los militares para formar gobierno, lo que permitió también el regreso de Thaksin tras años de exilio. Este movimiento fue criticado como una traición a los valores democráticos, ya que priorizó la supervivencia de la dinastía sobre la voluntad popular de cambio. Paetongtarn buscó modernizar el populismo, incorporando políticas digitales como el digital wallet scheme, que promovía transferencias electrónicas directas a la ciudadanía y ampliaba la inclusión financiera. Su estrategia también se enfocó en la juventud y los sectores urbanos, usando redes sociales y un discurso generacional. Sin embargo, enfrentó tensiones inmediatas: en 2025 fue suspendida y luego destituida por la Corte Constitucional tras la filtración de una llamada con Hun Sen, lo que refleja cómo los golpes judiciales han reemplazado en gran medida a los militares como instrumentos de control. Su breve gobierno simboliza un populismo digital y moderno, pero igualmente vulnerable al entramado elitista.

La era Prayuth y los golpes judiciales

El gobierno de Prayuth Chan-ocha (2014–2023) consolidó un modelo de autoritarismo competitivo. A través de la Constitución de 2017, el Senado no electo y los tribunales adquirieron un papel central en la limitación de gobiernos electos. Esto transformó los tradicionales golpes militares en golpes judiciales, más discretos y menos costosos internacionalmente. Yingluck, Srettha y Paetongtarn fueron víctimas de este mecanismo, lo que confirma la sofisticación de la network monarchy en la defensa del statu quo.

Comparación de los tres liderazgos

La comparación de Thaksin, Yingluck y Paetongtarn revela continuidades y adaptaciones. Todos emplearon estrategias populistas: redistribución directa (Thaksin), conciliación moderada (Yingluck) y modernización digital (Paetongtarn). Sus relaciones con las élites fueron diversas , confrontación, negociación y adaptación, pero todas terminaron en destitución, ya sea militar o judicial. Yingluck y Paetongtarn, además, muestran cómo el género opera como un doble filo: abrieron espacios para mujeres en política, pero siempre bajo la legitimidad heredada del apellido.

Conclusión

Los Shinawatra encarnan la tensión estructural de la política tailandesa: una base electoral amplia y leal frente a un entramado elitista que controla los límites del poder. Su trayectoria ilustra la coexistencia de democracia electoral y autoritarismo competitivo, donde las urnas no bastan para garantizar la continuidad de un gobierno. Al mismo tiempo, evidencian la evolución de los mecanismos de control: del golpe militar directo al golpe judicial revestido de legalidad. La dinastía ha sido motor de democratización inclusiva, pero también catalizador de crisis recurrentes. El futuro de Tailandia dependerá de si logra superar este ciclo de populismo y represión, y de si las mayorías electorales pueden algún día traducirse en un poder político estable y autónomo.

Referencias

Dal Bó, E., Dal Bó, P., & Snyder, J. (2009). Political dynasties. The Review of Economic Studies, 76(1), 115–142. https://doi.org/10.1111/j.1467-937X.2008.00458.x

Jalalzai, F. (2013). Shattered, cracked, or firmly intact? Women and the executive glass ceiling worldwide. Oxford University Press.

Laclau, E. (2005). La razón populista. Fondo de Cultura Económica.

Levitsky, S., & Way, L. (2010). Competitive authoritarianism: Hybrid regimes after the Cold War. Cambridge University Press.

McCargo, D. (2005). Network monarchy and legitimacy crises in Thailand. The Pacific Review, 18(4), 499–519. https://doi.org/10.1080/09512740500338937

McCargo, D. (2018). Fighting for virtue: Justice and politics in Thailand. Cornell University Press.

Phongpaichit, P., & Baker, C. (2009). Thaksin (2nd ed.). Silkworm Books.