Identidades y feminismos africanos

Elaborado por Idalia Rosado, Alumna del Servicio Social del PUEAA

Recientemente en una conferencia la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie hablaba sobre las identidades casi inherentes a las mujeres africanas: desde su forma hablar, caminar, estudiar, pensar e incluso para vestirse, pues la vestimenta “indecente” desafiaba las raíces africanas (Ngozi, 2018). ¿Qué raíces exactamente? ¿Aquellas que se transmiten a través de la historia oral en donde las mujeres africanas tenían derechos de propiedad, eran comerciantes y disfrutaban de su libertad desnudas antes de la colonización? ¿O sólo las raíces racistas y coloniales que se han vuelto parte de la identidad moderna africana?

La identidad que ha tratado de universalizar a todas las mujeres africanas deviene de la colonización, reproduciéndose cotidianamente, siendo muy difícil distinguir cómo se construyó, en dónde se encuentra su origen y cómo recuperar su historia, la cual ha tratado de ser borrada por la invención de una identidad. En otras palabras, la colonialidad de la historia africana ha excluido las formas de hacer y de recordar de toda una población, sobre todo a las mujeres, quienes han sido despojadas de sus tierras, perspectivas, saberes y cuerpo en virtud de la interiorización de su raza y género.

Posteriormente, desde la creación del término Tercer Mundo, a las mujeres que vivían en estos espacios “subdesarrollados” se les concibió como llenas de “necesidades” y “problemas”, pero sin libertad de acción o agencia (Mohanty, 1991). En este sentido, el feminismo hegemónico no reconocía las resistencias de las mujeres africanas por considerarlo barbárico, irracional e infantil, especialmente porque el único conocimiento considerado legítimo tendría que venir de Occidente y de un sector privilegiado (Zirión e Idarraga, 2015, p.39).

Asimismo, los estudios de resistencias en otras partes del mundo –sobre todo del Sur Global- fueron en muchos casos estudiados a través de un enfoque de otredad y exotización que invalidaron sus perspectivas a partir de la noción “inferior, sin valor y arcaica” de los países subdesarrollados. De igual forma, la blanquitud del feminismo hegemónico se ve a sí mismo como el modelo y el ejemplo hacia las otras mujeres provenientes de sociedades “exóticas” (Afroféminas, 2015).

Las mujeres africanas en virtud de recuperar su historia y crear conceptos que no las excluyeran, decidieron crear definiciones que representaran sus condiciones y sus saberes, circulando a fuera del mainstream feminista (Jurado, 2018). Para ello, recuperaron las historias que habían tratado de ser borradas con la llegada del colonialismo, donde se retrata a las mujeres en un papel privilegiado dentro de las sociedades: antes de la colonia tenían derechos de propiedad, eran comerciantes, castigaban a los hombres que eran encontrados criminales, existían los matrimonios entre mujeres y los divorcios, existían monarcas femeninas, los hijos pasaban a ser parte de la familia de la mujer y eran las encargadas de la agricultura (Ngozi, 2018).

Con respecto a este último punto, la agricultura y la tierra habían sido propiedad y espacio social de las mujeres africanas, lo cual aseguraba la alimentación de la población. No obstante, con la llegada de la colonización las mujeres fueron despojadas de este derecho, rompiendo de forma violenta con las costumbres de los pueblos originarios del continente africano. Actualmente, la tierra sigue siendo fundamental para asegurar la alimentación de todas las personas, provocando las resistencias y luchas de mujeres por la recuperación de la misma y la erradicación de la división sexual del trabajo (Federeci, 2013, p.224).

A partir de la década de 1980, las estudiosas africanas comenzaron a analizar problemas del continente como “la pobreza, […] presión de las mujeres ancianas sobre las jóvenes, los problemas de la poligamia, el integrismo religioso del islam, el cristiano u otras creencias tradicionales” (Afroféminas, 2015). Con estas nuevas críticas, las mujeres africanas se ocuparon de apropiar conceptos que las habían excluido desde occidente como el de los derechos humanos, el cual ha excluido a las mujeres a partir de un discurso universal en toda su historia.

En este sentido, los feminismos africanos han trabajado arduamente en incluir en sus análisis la interseccionalidad, la aceptación de la diversidad y la relevancia de otras voces contra el racismo y el imperialismo (Jurado, 2018). Por otro lado, hace la crítica sobre el contenido del feminismo hegemónico, porque intenta ser cómodo, universal y articulado con otros sistemas dominantes. Incluso este feminismo intenta comercializarse y no estar en contacto con otros puntos de vista.

Por ende, la heterogeneidad reconocida dentro del feminismo africano es muy valiosa porque son espacios plurales de diálogo e interacción entre las luchas de mujeres africanas para una concepción de feminismo comunitario (Zirión e Idarraga, 2015, p.42). Es fundamental mencionar que la categoría de feminismo es apropiada para las condiciones, saberes y perspectivas africanas, entendiendo que es un contexto dinámico y en proceso.

Finalmente, es esencial entender que la identidad y la cultura son discursos hegemónicos que tratan de homogeneizar a pueblos enteros para su explotación y dominación dentro de un sistema productivo. En el caso de las mujeres africanas, el colonialismo estableció una dinámica desigual y violenta entre hombre y mujeres a partir de la cristianización y la división del trabajo. En este sentido, la cultura y la invención de una identidad se convirtieron en una forma de borrar el pasado en el que la mujer gozaba de privilegios y derechos dentro de sus sociedades.

Por último, el feminismo debe ser un producto social femenino heterogéneo, que recupere y cree historia no para el servicio del colonialismo, sino para su dignidad como luchas legítimas frente a las estructuras violentas; el feminismo y su resistencia debe surgir de sus mujeres y desde sus perspectivas, teniendo diálogos con otras luchas latentes, con muchas semejanzas en común que nos ayuden a enfrentar las violencias y desigualdades.


Referencias

Afroféminas, “Corrientes del feminismo africano” en Afroféminas, 2015, en línea

Ángeles Jurado, “¿Cómo se representa el feminismo en África?”, en Esglobal, 2018, en línea

Chandra Mohanty, et al. (1991). Third World Women and the Politics of Feminism. Indiana University Press.

Chimamanda Ngozi Adichie, “7th Igbo Conference”, en Igbo bụ Igbo (2018), en línea

Joy Ngozi Ezelio, “Feminismo y Derechos Humanos en la Encrucijada de África: Reconciliando Universalismo y Relativismo Cultural”, en Silvia Marcos y Marguerite Waller (editoras). Diálogo y Diferencia. Retos feministas a la globalización. CEIICH, UNAM, Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos, México, 2008, pp. 421 – 456.

Iker Zirion Landaluze y Leire Idarraga Espel, “Los feminismos africanos. Las mujeres africanas “en sus propios términos””, en Relaciones Internacionales, Universidad de Madrid, 2015, documento en línea

Silvia Federici, “Mujeres, luchas por la tierra y globalización: una perspectiva internacional (2004)”, en Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas. Ed. Traficantes de sueños, Mapas, Madrid, 2013, pp. 223 – 242.