Etnia Uigur: la búsqueda de la libertad y la identidad de los musulmanes en la República Popular de China

Por Gabriela Gallegos y Jessica Ramos, Alumnas de Servicio Social del PUEAA

Desde 1648 tras la firma de la Paz de Westfalia que dio fin al conflicto conocido como la guerra de los Treinta años, se sentaron las bases que habrían de definir al Estado Moderno. Entre las principales aportaciones que surgieron del congreso diplomático se destacó la definición del concepto de soberanía nacional, en donde se estipulaba que la autoridad residía en el pueblo, “la nación”, aquella entidad vinculada a un espacio físico a la que pertenecen los ciudadanos. De ahí derivaba el principio de integridad territorial como fundamento de la existencia de los Estados, todo ello legitimado por la existencia de esta “nación” la cual se diferenciaba de las otras mediante la identidad construida a partir de sus características culturales, ideológicas, religiosas y físicas. Si bien el concepto ayudó a establecer un orden interestatal en el concierto europeo en esa época, en la actualidad y en otras latitudes la existencia de Estados compuestos por diferentes naciones y naciones difuminadas en varios Estados son una realidad. Tal es el caso de la etnia uigur, que habita la región autónoma de Sinkiang o Xīnjiāng en la República Popular de China. El pueblo uigur tiene una población estimada de 11 millones de habitantes, es uno de los 56 grupos étnicos reconocidos por el gobierno chino, tienen su propio idioma que se escribe en una versión modificada persa del alfabeto árabe con algunas variantes, la religión que practican es el islam y tan sólo en esa región hay más de 15 mil mezquitas y centros de oración. Si bien esta región ha pertenecido a China desde su control por la dinastía Qing (S. XVIII), es en este año donde los medios han retomado su atención para el pueblo uigur, tras declaraciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de que el gobierno chino ha practicado detenciones masivas a miembros de esta etnia para incluirlos en “campamentos de reeducación” (Redacción BBC News Mundo, 2019).

La alerta vino, de parte del Comité de la Organización de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial, el cual planteó a mediados de este año, su preocupación por la situación del pueblo uigur, ante la legalización de los “centros de formación profesional” donde además incremente la incertidumbre por las desapariciones a gran escala que se producen ahí (Redacción BBC News Mundo, 2019). Entre las principales inquietudes que el pueblo uigur ha externado es lo que consideran una persecución de su etnia, en primer lugar por la llegada masiva de chinos de la etnia han a su región, lo que ha provocado que se conviertan en minoría, conformando un 45% de la población total, además de la reducción de sus actividades religiosas, culturales y comerciales, sin contar con los constantes encarcelamientos (Redacción BBC News Mundo, 2019). Entre otras evidencias de tal persecución étnica, se encuentran en el establecimiento de leyes cuyo propósito es “sinificar” a los musulmanes chinos que se encuentran fuera de la región de Sinkiang en un plazo de 5 años, además del lanzamiento del programa “Cuatro Requisitos”, el cual implica que todas las mezquitas deben izar la bandera nacional, brindar conferencias sobre estudios especiales de sinización, organizar discursos y distribuir libros relacionados con el tema (Introvinge, 2019). Por otro lado, en otras regiones y bajo el propósito de “desextremizar” a los musulmanes fuera de Xinjian, tales como la etnia hui en el noroeste de China, se procede a la eliminación de los símbolos y signos islámicos y se intensifica el control sobre los imanes, ello para intensificar la ideología del Partido Comunista Chino sobre los principios religiosos en lo que algunos denominan transformación ideológica (Xiagu, 2019).

Una de las acciones que intensificó el estado de alerta y la mirada de la comunidad internacional sobre el fenómeno fue la demolición de más de una veintena de mezquitas en la región de Xinjiang, el gobierno chino respondió a tales acciones como parte de una campaña para sofocar el separatismo de la región (ABC Internacional, 2019) y así contener la radicalización en esa región, como parte del combate al terrorismo islamista o yihadista. Como parte de esas medidas, se han introducido tecnologías de reconocimiento facial o de análisis de datos para “vigilar y hacer seguimiento” a los habitantes de la región, según información del organismo no gubernamental enfocado en derechos humanos, Human Rights Watch, dentro de las medidas de control por perfil personal se encuentran registrados grupo sanguíneo, altura, entorno religioso y afiliación política (ABC Internacional, 2019). Tan sólo en 2017 se calcula que 15,683 personas terminaron en lo que el gobierno chino denomina “centros de educación ideológica y entrenamiento profesional”, lo que los medios consideran centros de represión contra la etnia uigur donde las personas salen hasta que culmina su “transformación ideológica” (Grasso, Gutiérrez, & Abellán, 2019). Ante esto, ¿cuál es la importancia de esta región para la República Popular de China? La respuesta es simple: la región de Xinjiang es una zona geopolítica de vital importancia en la estrategia de la implementación de la nueva ruta de la seda, pues es la frontera oeste del país y colinda con Rusia, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Pakistán y Afganistán. En la actualidad y ante la alarmante situación que viven la etnia uigur se ha abierto una investigación por parte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), en donde colaboran 17 medios internacionales en donde se develan los métodos que ha puesto en marcha el gobierno de Pekín para encerrar a los uigures en campos de reclusión, la investigación se denomina “Los cables secretos de China” (Grasso, Gutiérrez, & Abellán, 2019). La situación es preocupante, puesto que encierra uno de los dilemas más complejos en las relaciones internacionales: La identidad es una concepción básica para la conformación unitaria de un Estado, sin ella incrementa el riesgo del separatismo y conflictos interestatales. De ello se compromete el debate si es posible la existencia de un Estado con varias naciones dentro de su territorio o si una nación difuminada en varios Estados tenga el derecho o no, a autodeterminarse.

Finalmente y sobre lo anterior, es interesante retomar el planteamiento de uno de los medios consultados que apunta que “El Partido Comunista considera que una religión sólo es segura si es ortodoxa y está controlada. El budismo y el catolicismo, por ejemplo, se permiten porque se controlan. El sufismo uigur es una versión heterodoxa del islam, además de núcleo identitario de una nación, y por eso no debe tolerarse” (Mas De Xaxás, 2019).


Bibliografía

ABC Internacional. (7 de Mayo de 2019). China destruye mezquitas y crea campos de concentración para musulmanes. Obtenido de ABC Internacional: Documento en línea

Grasso, D., Gutiérrez, Ó., & Abellán, L. (25 de Noviembre de 2019). Detenciones masivas y lavado de cerebro: los documentos secretos de la represión china contra musulmanes. Obtenido de El País: Documento en línea

Introvinge, M. (27 de Marzo de 2019). Nueva ley (secreta) de sinización tiene como objetivo a los musulmanes chinos. Obtenido de Bitter Winter: Documento en línea

Mas De Xaxás, X. (9 de Junio de 2019). La identidad perdida de los musulmanes chinos. Obtenido de La Vanguardia: Documento en línea

Redacción BBC News Mundo. (11 de Octubre de 2019). Quiénes son los uigures, la etnia que China está deteniendo en "campamentos de reeducación". Obtenido de BBC: Documento en línea

Xiagu, M. (14 de Noviembre de 2019). En el noroeste de China se acelera la "sinización" del islam. Obtenido de Bitter Winter: Documento en línea



Fecha de Publicación: 29/11/2019