La danza oscura de Japón: el butōh

Elaborado por Lizbeth Urbán, Alumna del Servicio Social del PUEAA

La danza es un elemento fundamental en el desarrollo humano, pues permite la expresión a través del cuerpo y cumple principios importantes en todas las culturas. En Japón, la danza butōh ha obedecido a una parte importante tanto de su historia como de sus traumas. Para los ojos occidentales, resulta un espectáculo extraño e inentendible. Su origen se ubica en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, del cuál la sociedad japonesa resulta como una de las más afectadas (González, 2019).

El impacto que tuvo la desgracia de las bombas atómicas que fueron lanzadas a su población, penetró en las fibras más sensibles de sus habitantes. Esta razón es apuntada como primera para llevar a la personificación de aquellos sobrevivientes de la tragedia. No obstante, tal hipótesis sobre la génesis de esta variante artística no es certera. Se ha concebido también que proviene de las percepciones de soldados japoneses que veían cuerpos de sus compañeros caídos en un mar lleno de medusas (Gómez, 2019).

Cualquiera que fuese su origen, esta danza nipona implica un momento nebuloso que evoca sentimientos distintos a los deseables. Sus incursionadores son Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata, quienes fueron aprendices de Mary Wigman (Gómez, 2019). En sus primeras presentaciones ambos fueron criticados en el interior de Japón, porque la estética del baile y sus expresiones resultaban grotescas. El nombre que le adjudicaron sería el de “Ankoku Butōh”, que se refería a la danza de la oscuridad, de la sombra y lo desconocido (González, 2019).

La concepción de las representaciones butōh han detentado algunas de las características propias del imaginario colectivo japonés. Por ejemplo, se ha hablado de la conexión que tiene con el Budismo Zen, por la insistencia en consolidar un estado de no-mente. Así, la búsqueda de la libertad de los danzantes se eleva hasta un momento similar al de la meditación (Prado, 2009). Es por esta razón que también se le ha llamado como la “meditación en movimiento”, porque conlleva a trabajar con el Ki (energía). El Ki consiste en una energía emocional resultante del inconsciente (Gómez, 2019).

Lo más seductor sobre la danza butōh radica en la mezcolanza de sensaciones que condensa. Algunos la han descrito como una forma de disociar al ser en donde sea el alma la que se desenvuelve y el corazón el que guíe sus pasos. Un performance en donde incluso quienes lo interpretan lleguen a olvidar sus movimientos porque su mente no fue la que los produjo.

Conceptualizar al butōh no es una tarea fácil o exacta, sus características no pueden ser del todo formalizadas por su esencia de libertad corporal. Para Ohno e Hijikata, se debe desaprender todo lo aprendido, para lograr la movilidad desde el inconsciente. A pesar de eso, algunas coincidencias en la interpretación de la danza japonesa oscura pueden ser identificadas. Por ejemplo, un movimiento común es el denominado “ganimata” en donde los butōhkas arquean sus piernas y las rodillas rompen el ritmo de la caminata, creando una deformación en el cuerpo. Esta movilidad hace algún tipo de referencia a las personas que habitan en zonas rurales de Japón (González, 2019). El ambiente que debe de formarse debe ser lúgubre, ambiguo, con distintos claroscuros. Sus ejes de representación son sobre todo de muerte, de cuerpos en crisis, débiles y blancos.

Para una mejor comprensión de la danza butoh, dejamos a continuación algunos bailarines más reconocidos y sus obras:

Yumiko Yoshioka. Bailarina japonesa que empieza su carrera desde 1974 en el grupo Aridone de Japón, la primera agrupación de bailarinas de Butoh. Participó en 1978 en la obra Le Dernier Eden, en París. Además creó el Festival de Danza Butoh Exit en Alemania. En 2019, ofreció un curso en México titulado “La resonancia del cuerpo”. https://www.youtube.com/watch?v=Tfvv64LNhrA

Akaji Maro. Bailarín "butohka" y director de teatro, fundó la compañía Dairakudakan Kochuten Performance en 1972. Fue aprendiz de Tatsumi Hijikata y ha logrado reconocimiento internacional a tal grado que ha actuado en películas como “Kill Bill” de Quentin Tarantino. https://www.youtube.com/watch?v=d69hU5ivNJY

Atsushi Takenouchi. Bailarín japonés que formó parte de la compañía de danza Butoh Hoppo-Butoh-ha de Hokkaido. Atsushi se interesó en la danza Jinen Butoh en 1986. Su fama se propagó principalmente en Japón tras haber hecho una gira por todo el país. https://www.youtube.com/watch?v=tRzFLcB3UoM


Referencias

Gómez, R. (2019). La danza butoh: Ética y estética del cuerpo volcado hacia afuera. AusArt Journal for Research in Art. 7 (1) - 2019, pp. 229-241. En línea

Gonzalez, M. (2019). La danza butoh como entrenamiento actoral para la construcción de una obra de teatro experimental. Ecuador, Universidad del Azuay. En línea

Mcines, P. (2018). The Master: Akaji Maro. Metropolis interviews Japan’s most acclaimed butoh actor and director. Metropolis. En línea

Prado, L. (2009). Análisis de la mirada del receptor al contemplar una obra de butoh. México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. En línea

Segura, P. (12 de enero de 2022). La delgada línea que separa la atracción de la repugnancia en la danza ‘butoh’. Madrid, El País. En línea

Secretaria de Cultura. (3 de octubre de 2019). Yumiko Yoshioka, bailarina y coreógrafa japonesa con más de 40 años en la danza Butoh, ofrecerá taller y espectáculo. Boletín No. 1524. En línea