I remember the face
but I can’t recall the name
Whatsername, Green Day
El cine de Makoto Shinkai (1973) resulta ser uno de los más icónicos y representativos en la animación de la década pasada, además de una promesa en el futuro de la animación japonesa; hay quienes consideran que puede convertirse en el próximo Hayao Miyazaki (1941). La realidad es que el cine de Shinkai se puede considerar de autor ya que él mismo se encuentra involucrado en todos los procesos creativos; por otro lado, posee características que lo vuelven especial y único, como el uso de una técnica en la que se simula estar rodando con cámara, creando así un paisaje visual hiperrealista que se relaciona altamente con la banda sonora (paisaje sonoro) que se escucha. En pocas palabras: sus películas resultan ser un absoluto deleite visual.
A la par de una impresionante animación las historias de Makoto Shinkai se nutren del folclore japonés, los eventos sobrenaturales y los fenómenos fantásticos. Cabe mencionar que en la filmografía de este director nos encontramos con que sus últimas películas se desarrollan en un mismo universo; así pues, los personajes presentados en Kotonoha no Niwa (2013), Kimi no Nawa (2016), Tenki no Ko (2019) y Suzume no Tojimari (2022) conviven en un mismo espacio; sin embargo, la temporalidad es la cereza del pastel en esta interesante filmografía ya que el tiempo se alarga y acorta, transformándose constantemente. Retomando las palabras de Kimi no Nawa sobre las cuerdas: “They converge and take shape. They twist, tangle, sometimes unravel, then connect again. Musubi––knotting. That’s time”. Además de la importancia del tiempo, la naturaleza dominante y aplastante presente a través de los fenómenos y catástrofes naturales se unen para crear tensión y suspenso en el espectador. El olvido, a su vez, será el sacrificio que se tendrá que pagar.
El cine de Makoto Shinkai, a grandes rasgos, reúne características que lo vuelven reconocible: el juego de la temporalidad, los elementos fantásticos o de ciencia ficción y el amor; no obstante, resulta ser un amor que no termina de completarse: un bosquejo, algo que podría llegar a ser, pero no es debido la distancia, el tiempo o la inminente catástrofe. A partir de esos elementos, el universo cinematográfico se une y crea un mundo que se rige bajo sus propias reglas: los dioses reciben ofrendas, conceden una segunda oportunidad con la promesa de una nueva vida, pero también quitan y demandan. A la par de un Japón donde la lluvia parece ser el estado natural, donde la ciudad se alza de forma monstruosa y esperanzadora, los dioses del clima existen y dos personas que son capaces de cambiar de cuerpo entre ellos se dan cuenta de que estaban destinados mucho antes de nacer. El mundo fantástico que se presenta es tan sólo el telón de fondo para que los sentimientos de los personajes se desarrollen en su totalidad, por lo que resultan ser películas sumamente conmovedoras.
Kotonoha no Niwa (2013) es la primera en presentar este nuevo Tokio cargado de sentimientos. La historia se centra en Takao Akizuki, un estudiante de 15 años que aspira convertirse en zapatero y Yukari Yukino, una mujer de 27 años; ambos se conocen en el Jardín Nacional Shinjuku Gyoen durante una de las tantas mañanas lluviosas. Mientras se conocen se percatan de sus propias carencias y sentimientos. Sin embargo, esta película no llega a profundizar en el olvido y el sacrificio, como sí lo hace la internacionalmente famosa Kimi no Nawa (2016), que relata la historia de dos estudiantes: Taki Tachinaba y Mitsuha Miyamizu suelen intercambiar cuerpos cuando se quedan dormidos, confundiendo así esta experiencia con sueños. No obstante, la distancia y el tiempo separa a estos personajes en una medida exorbitante porque Taki se encuentra en Tokio y Mitsuha en Itomori, un pueblo que se verá azotado por la inminente amenaza de un cometa. Mientras tanto, Tenki no Ko (2019) cuenta la historia de Hodaka Morishima, un adolescente que escapa de su pueblo a Tokio y que conoce a Hina Amano, una auténtica chica del sol que posee la habilidad de cambiar el clima y despejar la lluvia.
Adriana Páez expone que el paisaje visual y sonoro de Makoto Shinkai provee detalles que se vuelven significantes entre las conexiones con lo que viven y sienten los personajes: “[…] Agua, escaleras, espejos, la región sintoísta, utilizados como una dualidad entre el mundo mítico y el mundo real, la separación entre la vida y la muerte, así como la intensificación de las acciones y sentimientos en los personajes.”[1] El agua, en sí, posee una carga significativa en Kimi no Nawa (2016) al funcionar como puente entre un plano y el otro. Mitsuha reside en un templo y tiene la labor de mantener viva la tradición; el atado de cuerdas posee una carga significativa porque permite una conexión única con Taki a través del lazo que ella le regaló en una temporalidad distinta para ambos: Mitsuha reconoce a Taki, pero este no la reconoce a ella. El cambio de cuerpos permite que se entiendan mejor, pero los sueños van más allá cuando Taki se percata del fenómeno temporal que los separa: en realidad, Mitsuha murió tres años atrás, víctima de la caída del cometa. Para arreglar esto, Taki llega al santuario atravesando un río; es decir, cruzando al otro plano y purificándose. Mitsuha, años atrás, dejó el kuchikamisake como ofrenda y es Taki quien lo bebe ofreciendo así sus memorias e ingresando al tiempo sagrado. Es ese momento es capaz de visualizar los hilos que los ataban entre sí para finalmente encontrarse con ella en un plano compartido.
Kassandra Schreiber estudia el mito del eterno retorno propuesto por Mircea Eliade en la obra de Makoto Shinkai ya que este se hace presente a través del tiempo:
Mitsuha is propelled forward to save everyone from the oncoming comet while Taki wakes up from that experience the next day, clueless to why he’s on the ridge of a crater. For Eliade, eternal return helps an individual remember, but the climax in Your Name illustrates how the dissipation of time and memory doesn’t strip away sacredness. Forgetting may actually preserve the sanctity of the “actual” moment that has become “virtual”, by carrying it over as the foundation of another converging and sacred present.[2]
Si bien el olvido no se considera una carencia desde esta perspectiva dado que los personajes cumplieron su cometido (evitar la muerte de cientos de personas en el pueblo y de la propia Mitsuha), sí que resulta difícil para Taki y Mitsuha; todos los caminos los llevaron a cumplir lo que tenían que hacer: el sacrificio de la memoria. Una ofrenda a cambio de la salvación, a cambio del amor. La existencia de los antiguos dioses ayuda a los protagonistas a superar esta prueba uniéndolos a través de un plano que resultaba desconocido pero real en el mundo que habitan. El tiempo, entrelazándose y deshaciéndose los unió para un bien común.
El olvido en Kimi no Nawa (2016) se presenta después de que los protagonistas se reunieran en el plano sagrado; posteriormente, sus recuerdos comienzan a borrarse de poco a poco. La memoria, más no la sensación de haber vivido algo realmente significativo con alguien, se desvanece. El recuerdo que ambos poseían se transforma en una bruma sobre ellos, por lo que siempre están buscando; anhelan llenar el vacío que aquella falta de memoria ha provocado en ellos y que aturde sus sentidos impidiéndoles llevar una vida plena incluso años después del accidente.
A pesar de que en Tenki no Ko (2019) no se presenta un fenómeno tan fuerte como el olvido, los personajes sí que llegan a comparar sus experiencias con los sueños. No creen del todo lo que llegaron a vivir; incluso, el sacrificio se presenta de otra manera ya que no radica en la pérdida de la memoria, sino en la destrucción de todo Tokio o en el sacrificio de Hina como chica del sol para que deje de llover. Andi Ananda Humairah y Abdullah Abdullah analizan las diferencias entre los elementos fantásticos de ambas películas: Taki in Kimi no Nawa sacrificed his memories with Mitsuha in order to save Mitsuha, while in Tenki no Ko, Taki sacrificed Tokyo for saving Hina.”[3]
Por otro lado, además de poseer semejanzas en los tópicos, la estructura fílmica resulta ser similar. Los planos y los colores se asemejan; el uso de una animación que raya en el hiperrealismo en ciertas escenas, combinado con la banda sonora compuesta por RADWIMPS en ambas películas llegan al clímax de forma similar: los sonidos y colores abruman, el tiempo llega a un momento límite y los seres caen del cielo acompañados de una canción. Es evidente que el paso del tiempo tiene una carga positiva en estas películas dado que nos guían a un inevitable reencuentro. Mitsuha y Taki se reencuentran en el metro de Tokio y sus memorias reconocen lo que ya habían sentido antes; mientras tanto, Hina y Hodaka también se vuelven a ver años después en un Tokio ahora inundado: los sentimientos siguen intactos. La conexión es incuestionable: ni el tiempo ni la distancia, ni siquiera los dioses y las intermitencias de las catástrofes han sido capaces de separarlos.
La animación ha creado un mundo totalmente nuevo a través de un medio que nos permite crear y soñar, fantasear, deleitarnos en menor y mayor medida. Sin duda, estas historias brillan por sí solas y de la mano de la animación proporcionan calidez y un escape hacia la fantasía que nos recuerda lo valiosas que son las conexiones humanas.
[1] Adriana Páez Coyotl, "Las funciones metafóricas del agua en el cine de Makoto Shinkai." p. 8.
[2] Kassandra I. Schreiber, "Sacred Time in the Work of Makoto Shinkai", p. 31.
[3] Andi Ananda Humairaha y Abdullah Abdullah. A comparative study of supernatural events between “Kimi no Nawa” and “Tenki no Ko”, p. 19.
Humairah, A. A., Abdullah A. A comparative study of supernatural events between “Kimi no Nawa” and “Tenki no Ko, ELITERATE: Journal of English Linguistics and Literature Studies, Vol 2(2), Universitas Negeri Makassar, 2022. En línea
Schreiber, K. I. Sacred Time in the Work of Makoto Shinkai. [Thesis] Comparative Arts & Letters Department, Bachelor of Arts, Brigham Young University, 2018. En línea
Páez Coyotl, A. Las funciones metafóricas del agua en el cine de Makoto Shinkai: El uso de sonidos e imágenes como creadores de metáforas. [Tesis] Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2021. En línea