Pareciera que el reciente éxito de los artistas surcoreanos sucedió de la noche a la mañana, sin embargo, este es el resultado de una política estatal deliberada e intencionada que, durante dos décadas, ha situado a la música como un sector prioritario. Este conjunto de políticas reconoce la capacidad de “soft power”[1] de la música, su impacto en el turismo y la marca nacional, así como su capacidad para trascender la cultura, el idioma y las diferencias, y ofrecer un producto que atraiga a cualquiera. Dichas políticas tienen tanto éxito que el K-Pop (música pop surcoreana) se ha incorporado al plan de estudios nacional y la música, como sector, es uno de los principales productos de exportación del país, junto con los automóviles, las tecnologías de la información y los semiconductores.
Con la crisis de 1997, iniciada en Tailandia, la situación económica de Corea del Sur se agravó. En ese contexto, la nación aprovechó el mercado audiovisual y comenzó a exportar telenovelas en su región a bajo costo, las cuales tuvieron gran éxito. Esto coincidió con el fin de la censura estatal en 1996 y la eliminación del embargo cultural con Japón en el 2000, lo que provocó la necesidad de satisfacer la demanda del nuevo público. La música, junto con otras formas de cultura, se consideró una forma de acelerar la recuperación económica, por lo que se adoptaron políticas de apoyo al desarrollo cultural y se invirtió en la creación y comercialización de música. No se trataba de financiación. Se trataba de una inversión. (Shapiro, 2021)
El gobierno coreano vio una fuente de ingresos que podía incrementarse si se impulsaba más; así comenzó la denominada “hallyu”[2]. Con ese argumento, el presidente Kim Dae Jung (1998-2003) se llamó a sí mismo “el presidente de la cultura” (Zapata, 2017, p. 40). Recurrió al Fondo Monetario Internacional (FMI) que le otorgó un crédito para la recuperación de su país y estableció la Ley básica para la promoción de la industria cultural; otorgó subsidios y bonos para la administración e inversión financiera en esas industrias, además, incentivó el uso de las TIC para desarrollar contenidos culturales, entre los que destaca la música pop. (Morales, 2020, p.16).
Cuatro empresas dominan, por ahora, el mercado de K-Pop: HYBE, SM, YG, JYP. Juntas, y a pesar de la pandemia, reportaron ingresos el año pasado por alrededor de 1,500 millones de dólares.
El Sistema de Estadísticas Económicas del Banco de Corea declaró que la BOP (balanza de pagos, que es el total de las transacciones económicas entre un país y el mundo) de Corea del Sur para la música y el entretenimiento alcanzó los 114.7 millones de dólares en el primer trimestre de 2019 debido a 2 razones principales: la mejora de la relación entre China y Corea del Sur y el éxito mundial del grupo surcoreano BTS.
En 2020, las exportaciones de productos relacionados con la cultura popular surcoreana alcanzaron los 10,900 millones de dólares según el Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo. A pesar de la pandemia, el mercado del K-Pop no se detuvo, ya que las agencias de entretenimiento lograron vender más de medio millón de tickets a nivel mundial por 15 conciertos en línea, a través de plataformas como Beyond Live.
Las industrias creativas, impulsadas por la propiedad intelectual (PI), no solo proporcionan un buen entretenimiento, sino que generan muchos ingresos para la nación. Casi todos los contratos de entretenimiento se refieren principalmente a los derechos de propiedad y al uso de la propiedad intelectual (PI). La oferta de "productos" de dicho sector solo tiene valor gracias a la propiedad intelectual, los derechos de autor y las marcas comerciales. En el caso del K-Pop, por ejemplo, las canciones, las letras, los instrumentos, los vídeos musicales, las coreografías, los patrocinios y el material promocional están sujetos a derechos de autor.
En 2020, Corea del Sur tuvo un superávit de 160 millones de dólares en el comercio de activos relacionados con la propiedad intelectual (PI) cultural y artística, según el periódico surcoreano Maeil Business. Se trata de la primera vez que se registra un superávit en esta categoría.
El turismo y la cultura son un área clave de la economía surcoreana. La marca y el eslogan "I SEOUL U" se desarrollaron como una forma de atracción turística para Seúl. Trabaja con muchas otras marcas y negocios para crear entusiasmo por explorar la capital de Corea del Sur. También cuenta con el apoyo de ídolos y grupos de K-Pop. Estas dos nociones tan populares de música y turismo funcionan como una fuerte estrategia para aportar dinero a la economía surcoreana.
Según el Hyundai Research Institute (HRI), 796,000 extranjeros visitan anualmente Corea del Sur gracias al BTS, promoviendo la industria turística local. De los 10.41 millones de personas, el 7.6% de las visitas en 2017 estuvieron influenciadas por el grupo coreano. El HRI también afirmó que uno de cada trece turistas extranjeros visitó Corea del Sur en 2017 gracias a BTS.
BTS, también conocido como Bangtan Sonyeondan, Bangtan Boys o Beyond The Scene, es una banda surcoreana formada por siete miembros y de acuerdo a la revista Rolling Stone, actualmente son la banda más grande del mundo. Más allá de su influencia cultural y su impacto en la industria musical, el impacto económico en su país es asombroso.
En diciembre de 2018, el HRI también reveló que BTS es responsable de contribuir con 1.1 mil millones de dólares (1.7%) a la exportación total de bienes de consumo de Corea, que fue de 65.2 mil millones de dólares en 2017.
En la industria automovilística, BTS son actualmente los embajadores globales del SUV "Palisade" de Hyundai Motor. Según SM2 Networks, Hyundai Motor recibió 600,000 millones de wones (504 millones de dólares) en resultados promocionales de la colaboración con el grupo, lo que demuestra el poder del "efecto BTS".
Buchholz, K. (2019) How Much Money Does BTS Make for South Korea? Statista .Recuperado de: https://www.statista.com/
Los 4,650 millones de dólares que en 2018 facturó BTS fueron el equivalente al 0.3% del PIB de Corea del Sur (más que la aerolínea nacional Korean Air), según datos de Statista. Eso sí, aún muy alejado del 13% que representa Samsung, el principal “embajador” del país.
A pesar de que la economía de Corea del Sur depende de industrias más grandes que solo el K-Pop, está claro que la industria musical está contribuyendo de forma importante al sistema económico surcoreano y sentando un precedente en las economías creativas[1].
[1] La economía creativa abarca las actividades económicas basadas en el conocimiento. Las "industrias creativas" que son los motores de la economía creativa son industrias como las artes y artesanía, el diseño, la moda, el cine, la música, las artes escénicas, la investigación y el desarrollo, los videojuegos, etc.
[1] El poder blando, o poder suave, (del inglés soft power), es la habilidad de un Estado para persuadir a otros países evitando el uso de la fuerza o la coerción, valiéndose de medios más sutiles, como su cultura, su modelo social o sus valores políticos.
[2] Literalmente “ola coreana”, haciendo referencia a la popularidad de la cultura contemporánea de Corea del Sur en el exterior.
Morales, V. (2020). La industria musical y el desarrollo en Corea del Sur (2009-2019). Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En línea
Mundial, E. O. (2020). ¿Qué es el poder blando? El Orden Mundial - EOM. En línea
Ribeiro, A. (2021). Fueled by BTS and K-pop, South Korea’s IP economy is thriving. IPWatchdog | Patents & Patent Law. En línea
(s/f). (2022). K-Pop band BTS boosts IP Economy of South Korea. Abou Naja Intellectual property. En línea
Sajnach, P. (2021). The impact of K-Pop on the South Korean economy. Asia Scotland Institute. En línea
Santiago, L. (2021). Así se convirtió el K-Pop en un negocio multimillonario. Expansión. En línea
Shapiro, S. (2021). Want proof investing in music works? Look at South Korea. Forbes. En línea
Wandering Shadow. (2019). The “BTS effect” on South Korea’s economy, industry and culture. Medium. En línea
Zapata, A. (2017). El rol de la industria hallyu y el kpop en el soft power surcoreano desde 1997. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. En línea