La religión y cosmovisión africana frente a Occidente

Elaborado por Cinthya Romero, Alumna de Servicio Social del PUEAA

En primera instancia, retomo las ideas de Perrot, D y Preiswerk, P. (1973) quienes ubican al ser humano occidental en una posición de superioridad y fuera de su origen natural. Asimismo, en la relación etnia-cultura, cada hombre participa en diferentes niveles, puede ser local, regional o la macrocultura, que puede extenderse a uno o varios continentes, por ende, a cada nivel corresponden también etnias y rasgos culturales diferentes, cuyo elemento de identificación pueden ser las instituciones jurídicas, políticas y sociales; para otros, la comunidad lingüística, el modo de vida, la religión e interpretación del mundo.

En este sentido, en contraposición de esa percepción occidental, Hampaté Bâ concluye que un rasgo cultural africano, específicamente hablando de África Occidental, se identifica por medio de la religión ligada a su deseo de vivir lo más armoniosa y equilibradamente posible consigo mismo, la naturaleza, el Universo, lo visible y lo invisible, y el reconocimiento de un ser superior. Es decir, el ser humano no se antepone como un ser superior, sino que hay una relación de interdependencia entre todos los seres y niveles. Otros rasgos comunes presentes en las religiones tradicionales es el vínculo entre los vivos y muertos, la fe en la mortalidad del alma, la necesidad de ritos y ofrendas, la ausencia de proselitismo y guerra religiosos, la fe en la inmortalidad del alma, el potencial del ritmo, así como el respeto a las jerarquías (Hampaté Bâ, 2003, p. 165).

Ahora bien, la idea de civilización africana se entiende como parte de un avance, teniendo como base una herencia de conocimientos por parte de sus ancestros y que continúa difundiéndose a las siguientes generaciones, ello con relación con su visión de su espacio y tiempo, por lo que puede ser un avance interno o una aculturación de factores externos. Como parte de esta herencia de conocimientos, es relevante mencionar que la sociedad africana se observa con profundidad por medio de la oralitura, lo que significa una fuente histórica importante. Hoy en día, lo anterior se contrapone con la aparición de la ciencia como fuente, lo cual alude al materialismo y no confluye con el alma, el espíritu y los niveles visibles e invisibles. Ello es peligroso puesto que perturba el orden de la naturaleza, mismo que como ya se mencionó anteriormente, forma parte y es de gran importancia para la sociedad africana.

Con los datos dados por el autor africano sobre la mitología bambara, se hace un acercamiento general sobre la cosmovisión de la África Occidental, la cual narra desde la creación del mundo y cada uno de sus elementos visibles e invisibles, mismos que son representados por las creaciones de Maa Nala y sus descendientes. Posteriormente, creó al Maa (hombre), añadiéndole una partícula de sí mismo, lo que le da una carga de responsabilidad como guardián de su Universo. La dicotomía de la grandeza y miseria no aparece sino hasta los hijos de Sira Fara: Maa Koro y Musokoronin Kunje. Esta última se encargó, junto con su esposo, de propagar sobre la Tierra la discordia, la guerra, la enfermedad y la muerte (Hampaté Bâ, 2003, p. 181). Dicha cosmovisión es la que aún se transmite oralmente por medio de cantos y epopeyas, y que son fundamentales en las iniciaciones de los jóvenes para divulgar en ellos una armonía universal y ascender hacia el estado de Maa, el modelo del hombre perfecto. Romper ese ritmo significa provocar cataclismos, es decir, se obtiene un tipo de castigo por violar esa alianza universal.

Otra característica de las civilizaciones y castas africanas es el Arte (con mayúscula) puesto que funciona como un medio de enriquecimiento y con el fin de complacer a los Dioses, un trabajo espiritual. Es por eso que cualquier oficio tiene un simbolismo y es considerado sagrado, contrariamente a lo visto en Occidente, en donde el trabajo está segmentado por niveles superiores e inferiores, estos últimos considerados, en cierto punto, denigrantes de realizar. Asimismo, en cada uno de los niveles de la jerarquización de la civilización tradicional, cada integrante tiene una responsabilidad propia hacía con el Universo. La poligamia se encuentra presente, ya que se incorporan a otros individuos a la familia, pues esta es fundamental y la primera célula de la comunidad.

De esta manera, el rasgo diferencial más grande que se observa entre la civilización africana y occidental respecto a la religión y su cosmovisión es la posición del hombre y el Universo. Primeramente, el elemento de la civilización occidental tiene un paradigma de superioridad, un Humanismo que lo aísla y que crea una ilusión borrosa respecto a otras. La civilización africana, por su parte, está dotada de espiritualidad; los individuos ‘avanzan’ de acuerdo con las leyes del Universo y manteniéndose al mismo nivel e interdependientes con las otras creaciones de Maa Nala.


Fuentes de información

Hampaté Bâ, Amadou, (2003) “Las religiones tradicionales africanas como fuente de valores de civilización” en Fabien Adonon (comp.), Antología de estudios africanos, México D.F., FCPyS, UNAM, vol. I, pp. 165-195

Perrot, D y Preiswerk, P. (1979). “Prefacio”, “Introducción” y “Capítulo I. Cultura, etnia y raza”, en Etnocentrismo e historia. América indígena, África y Asia en la visión distorsionada