Los Juegos Olímpicos como una forma de participación internacional: el caso del continente africano

De acuerdo con Rivas (2011), los deportes tienen un gran impacto en la economía de un país al ser una industria de donde se obtienen beneficios económicos por la creación de empleo, ingresos por eventos e impuestos cobrados, pero sobretodo tiene una gran influencia en la generación de una identidad nacional. Para el caso de los Juegos Olímpicos, su esencia va entorno a la competición internacional que celebra la excelencia atlética hondeando una bandera de paz, compañerismo y solidaridad, tanto en su versión de verano como en la de invierno.

Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (OIC, por sus siglas en inglés), en su discurso de la ceremonia inaugural para los recién terminados Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 mencionó que la participación de los atletas es un factor importante para demostrarle al mundo que se puede vivir de manera pacífica y respetuosa aún siendo grandes rivales en un entorno de competencia y diversidad. No obstante, surge un cuestionamiento relacionado con el nivel de representación por atletas que tienen los países en estos juegos, específicamente de la región africana, es por ello que en esta nota se busca hacer un acercamiento a los factores que determinan la participación, o la falta de ella, de países pertenecientes a dicho continente, pues de aquí deriva una palpable desigualdad en cuanto a la capacidad de intervención, y más aún, aunque llegaran a competir en dichos juegos, de ganar medallas.

Para el caso de los diversos países africanos, las medallas que han obtenido han sido prácticamente en campos individuales, sobretodo en atletismo, pero en aquellos deportes donde la competencia es en equipos no han tenido gran papel. Esto ocurre debido a que los deportes en grupo tienen a ser más caros y las oportunidades de ganar medallas son mucho menores en comparación con las competencias individuales, resultando en una desventaja estratégica sobre los países que no tienen los suficientes ingresos para armar y entrenar equipos de atletas. Asimismo, el autor menciona que existen otros factores además de los económicos que son importantes de considerar en cuanto a la oportunidad de participar y ganar en competencias, tales como las tradiciones deportivas locales y sus consiguientes beneficios de nacer en una zona en particular, pues de estas depende a qué área de entrenamiento se inclinará determinado país, por ejemplo, Kenia normalmente promueve a corredores de distancia sobre otros deportes, lo cual contribuye en su rendimiento deportivo (Rivas, 2011).

Es cuestión de sólo observar los medalleros en cada celebración de Juegos Olímpicos para observar que los países económicamente más estables y con mayores ingresos son quienes, en primer lugar, envían constantemente a grandes grupos de atletas para representarlos (tanto en los juegos de invierno como en los de verano), y, en segundo lugar, tienden a ocupar los podios en casi todos los deportes. Se han realizado varios estudios en donde se analizan las variables de un país relacionadas con el éxito deportivo, tomando en cuenta factores como el Producto Interno Bruto (PIB), la población, el nivel de democracia, urbanización, entre otros. En cuanto al PIB, existe el consenso de tomarla como una variable macroeconómica que determina el éxito deportivo, sin embargo, Rivas (2011) menciona que en el continente africano ocurre algo un tanto diferente, pues Sudáfrica, aún con el PIB más alto de la región, en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 fue superado en el medallero por países como Kenia, Etiopía y Zimbabue.

A su vez, no sólo es costosa una buena calidad de entrenamiento y equipamiento para los atletas, sino también debe tomarse en cuenta lo que cuesta enviarlos para participar en los juegos. Aún cuando este problema es reconocido por el OIC al tener cuotas establecidas para cada país, las probabilidades de que se envíen y ganen competencias va influenciada por el apoyo que cada nación otorgue. Es justamente este costo por ganar una medalla lo que muestra una imagen donde los países con un nivel bajo de inversión en los deportes son los de menor oportunidad de obtener éxitos olímpicos. Es así que cuando llegan victorias para países africanos se le trata al o la atleta como héroe de la nación.

Pese a lo anterior, esta región ha tenido una buena participación en los Juegos Olímpicos de Verano. De acuerdo con Rademeyer (2020), desde su primera participación en 1908 hasta la actualidad, el continente presume de poco más de 400 medallas teniendo a la cabeza a Kenia con 103, en segundo lugar Sudáfrica con 86, y como tercero Etiopía con 52. Aunado a ello, destaca su participación en las pruebas de carrera de media y larga distancia. Caso contrario es en cuanto a los juegos de invierno, pues desde 1960 alrededor de 15 países se han presentado a estos y ninguno de ellos ha ganado una medalla, sin embargo, muchos de los atletas han dejado su marca al ser los primeros en participar en distintos deportes de invierno.

Por otro lado, el hecho de que exista mayor participación de países africanos en los Juegos Olímpicos de Verano en comparación con los de invierno recae en el clima y la situación geográfica del continente, teniendo en cuenta que está asociado a temperaturas relativamente altas llegando hasta a ser desérticas en algunos casos. Debido a lo anterior, resulta más costoso el adecuamiento para que los atletas entrenen en los deportes de invierno. Pese a esto, Redemeyer (2020) menciona que ha habido un claro incremento de la participación de la región en los juegos de invierno, lo cual se podría deber al cambio en cuanto al lugar de entrenamiento ya que de 1968 a 1992, los atletas africanos residían y entrenaban en los mismos países que representaban, pero esto cambió después de ese periodo, pues hubo una tendencia de aquellos que comenzaron a residir en países del norte, ya sea por una decisión de emigrar para mejores oportunidades de entrenamiento, estudio y trabajo, o por disturbios políticos.

Como se mencionó al inicio, el deporte está relacionado con la obtención de una identidad nacional, sin embargo, es claro que también hace evidente una gran polarización al exponer las diferencias de oportunidades, tanto de participar como de ganar en este gran negocio. Es por ello que el deporte podría tomarse como un lujo para “países en desarrollo” donde reside el dilema de asignar fondos al rendimiento deportivo o en la mejora de la calidad de vida invirtiendo en la educación y la salud, por ejemplo. El continente africano ha mostrado una transición pasando por ser novedad en sus primeras participaciones tanto en juegos de invierno como de verano, a sostener una visión donde se busca superar cada vez más sus logros, aumentando el nivel de competitividad incluso entre los países de la región al sumar poco a poco atletas en el mismo deporte.

Fuentes

Johnson, D. & Ali, A. (2004). A tale of two seasons: participation and medal counts at the summer and winter Olympic Games. Social Science Quarterly, Vol. 85, Núm. 4. Pp. 974-993.

Marca Claro. (2022). Ceremonia de Inauguración Beijing 2022, Archivo de Video, en línea.

Rademeyer, C. (2020). Summer Meets Winter: African Nations Participating at the Winter Olympics, 1960-2018. The International Journal of the History of Sport, 37:13. Pp. 1252-1273.

Riyas, J. (2011). An economic analysis of sports performance in Africa. International Journal of Social Economics. Vol. 38. Pp. 869-883.