El abuso en el consumo de alcohol en Japón, el lado cultural y el estadístico

Introducción

El consumo de alcohol por el ser humano es un fenómeno que se puede rastrear hasta épocas muy antiguas donde el descubrimiento de la fermentación hizo posible la creación de las primeras bebidas alcohólicas a partir de frutas y granos, las cuales, han terminado por adquirir funciones sociales específicas, pero también están asociadas a problemáticas que han llevado a su regulación en todo el mundo.

Para Japón el consumo de bebidas alcohólicas tampoco es un fenómeno reciente, desde tiempos antiguos la fermentación del arroz, producto central en la alimentación en el este de Asia, y algunos tubérculos constituyeron la base primordial para la creación del sake, palabra que hoy significa “bebida alcohólica” y no necesariamente un único tipo de licor o vino derivado del arroz.

En el curso de la historia japonesa hay diversos registros sobre el uso del alcohol, beberlo podía ser parte de un ritual sintoísta llevado a cabo por algún emperador en el periodo Heian; beber en exceso aparece en mitos antiguos como estrategia para distraer a un enemigo, o simplemente como forma de placer personal. Este último uso se extendió a partir de la época Edo con la popularización de negocios que ofrecían alcohol a precios más accesibles.

Con la apertura de Japón en el siglo XIX circuló mayor cantidad de productos en el país, entre ellos las bebidas alcohólicas extranjeras. Aunque ya se tenía conocimiento de estos productos por el comercio con los holandeses, hay más conocimiento de ellas y de los métodos para producirlas después de las reformas Meiji, hasta llegar a las décadas cercanas al siglo XX en que se establecen los primeros productores locales de cervezas y vinos.

En la actualidad se pueden encontrar todo tipo de bebidas alcohólicas en Japón, tanto de producción local como de importación. En la década de los noventa la cerveza se convirtió en la bebida alcohólica más consumida en ese país y sigue siendo popular en bares y restaurantes, aunque también es posible encontrarla en algunas máquinas expendedoras. En los últimos años, en cambio, la preferencia se ha inclinado hacia los destilados.

El consumo de alcohol en Japón se puede mirar desde distintas perspectivas. Al igual que en otras partes del mundo se ha convertido en el centro de reuniones entre amigos, familiares y compañeros de trabajo, no obstante, la tolerancia social hacia su consumo e incluso su abuso puede ser distinto a los parámetros de las sociedades de América Latina. Tampoco se trata de negar que existen problemas como el alcoholismo, sin embargo, dentro de la sociedad japonesa se puede discernir una tolerancia distinta hacia quienes consumen este tipo de bebidas.

La percepción social del consumo de alcohol en Japón

Como se mencionó, durante la época Edo ya era común el consumo de bebidas alcohólicas en Japón, en este momento de la historia se eliminaron diversos obstáculos para la movilidad y, por tanto, prosperó el establecimiento de negocios dedicados a la hostería a lo largo de las rutas de peregrinaje, lugares donde se ofrecían alimentos y bebidas entre las que necesariamente figuraba el sake.

En esta época el escritor y humorista Jippensha Ikku ya mencionaba en su obra Tōkaidōchū Hizakurige algunas funciones del alcohol: como acompañamiento de los alimentos, para celebrar el fin de un conflicto, como demostración de hospitalidad o solo para emborracharse por placer. Todas estas funciones las describió sin prejuicios y como una actividad completamente cotidiana entre los hombres de la época.[1]

Después de las reformas Meiji, el consumo de alcohol continuaba viéndose como una actividad para hombres, favorecida por la producción local de nuevas destilerías y cervecerías que se establecieron una o dos décadas antes del siglo veinte. Sobre los hábitos del alcohol de la época se habla de uno muy particular, en que los trabajadores del segmento industrial se tomaban el día siguiente después de recibir su pago por irse a beber y también de las esposas que iban a buscarlos para asegurar que el dinero llegara a sus casas y no a una taberna.[2]

En la actualidad la sociedad japonesa continúa utilizando al alcohol con diversos propósitos como las prácticas rituales y ceremoniales en templos o en determinadas celebraciones, no obstante, su uso más extendido es el recreativo, que puede incluir todo tipo de reuniones formales o informales entre amigos, entre compañeros de trabajo, socios de negocios, etc. En estas reuniones la función principal del alcohol suele ser la relajación de las formalidades, convirtiéndose así en catalizador para una convivencia fluida.

Tal vez el sector de población más visible por sus hábitos con las bebidas alcohólicas lo constituyen los trabajadores de cuello blanco por ser quienes visitan bares y restaurantes después de trabajar, ya sea por gusto, o por invitación forzosa de sus jefes inmediatos. Estos trabajadores incrementaron su presencia en Japón después de la Segunda Guerra Mundial, momento en que avanzó la urbanización y las ciudades absorbieron grandes cantidades de población desde el campo. A la par del incremento de los trabajadores urbanos, también sus hábitos de consumo se hicieron más visibles.

Con respecto a este sector de población es común encontrar la imagen del ebrio tirado en las calles o sitios públicos de la ciudad de Tokio, una situación verídica más no exclusiva de los trabajadores de cuello blanco y mucho menos de la sociedad japonesa. Esta escena ya ha sido documentada en diversas ocasiones, pero una de las más recientes y conocidas en los medios electrónicos ha sido el proyecto titulado The Drunk del fotógrafo Lee Chapman, quien expone el paisaje urbano en torno a las personas que bebieron hasta el grado de quedar poco conscientes sobre la vía pública.

Esta realidad está acompañada de otros hábitos frecuentes en el consumo de alcohol como personas que abordan los últimos trenes de la noche en pleno estado de ebriedad, pero también de gran cantidad de productos y servicios asociados al consumo del alcohol, que van de simples remedios embotellados para la resaca hasta transportes privados para personas alcoholizadas que llevan el auto del cliente hasta su hogar.

Ante estas imágenes parecería que a la sociedad japonesa se le podría tachar de ser alcohólica o de ser muy permisiva frente al consumo del alcohol, sin embargo, pese a que beber es un comportamiento aceptado y esperado entre los mayores de edad, no toda la población mantiene esta clase de hábitos. En la opinión de Nobuko Hisatomi, enfermera del Instituto Nacional de Alcoholismo de Japón, la sociedad japonesa es liberal frente al consumo de alcohol hasta la ebriedad, pero también es muy dura frente a los problemas que produce el alcoholismo. Culturalmente se le considera un tema de autocontrol más que una enfermedad y como consecuencia, los alcohólicos pueden verse estigmatizados a pesar de mantenerse abstemios.[3]

Frente a esta situación no se pueden llamar a los excepcionalísimos, sino más bien a los hábitos socialmente aprendidos. La particular tolerancia del consumo de alcohol en Japón es una cuestión cultural e histórica, desde donde se establecen valores alrededor de estos hábitos. De manera social se definen las ocasiones para beber y beber en exceso, se marcan los límites para saber hasta dónde se hace abuso del alcohol y qué tan mal se puede actuar al estar intoxicado.[4] Al respecto de esta parte cultural, para Hisatomi “… muchos japoneses creen que beber es una buena forma de comunicarse y mejorar las relaciones personales en una sociedad cerrada y altamente estratificada. Esto puede ser una razón por la que la sociedad japonesa es permisiva con respecto a beber alcohol”.[5]

En las últimas décadas también se ha tenido que reconocer la inclusión de la mujer en el consumo de alcohol. Comparado con los años cincuenta, en que se reconocía que el 12% de las mujeres en Japón bebían, en los años noventa este porcentaje ya era del 61%; para Hisatomi el consumo por parte del sexo femenino se fue incrementando conforme avanzó la occidentalización en el país y las mujeres se fueron integrando a la fuerza de trabajo. De manera lógica las solicitudes de tratamiento por alcoholismo en mujeres también se incrementaron, aunque no superan la cantidad de hombres que padecen enfermedad alcohólica.[6]

La realidad estadística y el abuso del alcohol

Después de la Segunda Guerra Mundial y hasta los años noventa el consumo de bebidas alcohólicas en Japón se duplicó de forma gradual, esta tendencia fue seguida por la cerveza, que se impuso como la bebida más popular entre la población en esa última década. Como se observa en la gráfica siguiente, llegados los años 2000 el consumo general de alcohol comenzó a descender de forma muy gradual hasta llegar a 2016 en que se registró un consumo de 6.9 litros de alcohol per cápita.[7]

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Consumo de alcohol per cápita registrado en población mayor a 15 años de 1961-2016. Fuente: https://www.who.int

El aumento en el consumo del alcohol después de los años cincuenta se asocia a un par de factores, el primero fue la mejora de las condiciones económicas del país, que permitió incrementar el nivel de vida de los habitantes conforme Japón se consolidaba como un país desarrollado. Otro factor importante se explica con los cambios en los precios del alcohol, de 1955 a 1992 el precio real bajó 53%. La suma de ambos factores lo convirtió en un bien de consumo asequible que tuvo como consecuencia el aumento en sus ventas. [8]

El cambio en la dinámica del alcohol después de los años noventa se cree que también va en conjunto con las condiciones económicas de la población en que, sobre todo en los últimos años, la reducción de los ingresos de los jóvenes japoneses ha afectado su interés por consumir estas bebidas, no obstante, también influye el factor de envejecimiento de la población que tradicionalmente consumía alcohol en el conteo estadístico.[9] Según el Ministerio de Salud de Japón, en 2019 los grupos de edad con mayor cantidad de consumidores se presentó en hombres de 40 a 69 años de edad y en mujeres de 30 a 59 años, estas últimas aumentaron su consumo en 2019 comparado con la era Heisei. [10]

El ingreso de las personas también tiene relación con otros hábitos como elegir el tipo de bebida. Ya se mencionó que la cerveza se consolidó como las más popular en los años noventa y que en la gráfica demuestra un incremento similar al del consumo general de alcohol en Japón desde la posguerra. Actualmente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los destilados son los más consumidos en Japón, esto se podría relacionar con productos de menor costo comparado con la cerveza, por ejemplo, el shōchū y otras bebidas que se venden enlatadas. [11]

Pese al nivel de tolerancia social manifestado en la sociedad japonesa, este país no figura entre los primeros lugares de consumo de alcohol en el mundo. Si se compara con Estonia (15.8 litros), Lituania (13.8 litros) o República Checa (12.9 litros), países que ocuparon los primeros lugares registrados en 2016 a nivel mundial, se verá que Japón más bien tiene un consumo de medio a bajo comparable con países como Brasil (6.5 litros), Suecia (7.2 litros) o Laos (7litros).

El nivel registrado promedio en el país parecería indicar que la gente bebe poco alcohol, pero en realidad hay que profundizar en los detalles de estos datos para ver qué problemáticas hay dentro de estos niveles de consumo. Para empezar, los datos dejan de ser uniformes si se hace la distinción por sexo, hay una gran diferencia entre el consumo per cápita de alcohol entre la población masculina y femenina mayor a 15 años. Mientras los primeros consumieron 13.5 litros per cápita en el año 2016, las mujeres registraron 2.9 litros, esta diferencia se debe a que beber alcohol ha sido una actividad considerada para hombres a la que poco a poco se han integrado las mujeres. [12]

Estos niveles de consumo tienen como consecuencia que la mayor parte de intervenciones para el alcoholismo, enfermedad que se trata en hospitales psiquiátricos, sean dirigidas a los hombres. No obstante, las solicitudes de asistencia para mujeres se han convertido en una realidad concretada por lo menos desde la década de los ochenta, y a la que se ha puesto atención ante el aumento de mujeres que beben en exceso. [13]

Aunque los niveles de consumo de alcohol disminuyeron de a poco en las últimas dos décadas, el abuso de estas bebidas no se ha reducido entre quienes las toman en exceso. Se ha reportado en 2010 que el 20% de la población en Japón, denominada heavy drinkers[14], personas que beben en promedio 60g de alcohol puro por día, tomaban aproximadamente el 70% del total del alcohol registrado, un porcentaje que refleja hábitos peligrosos en esa población. De igual forma el Ministerio de Salud ha expuesto que la población con hábitos de consumo de alcohol que ponen en detrimento su salud y nivel de vida no disminuyó entre el 2010 y el 2014, incluso se notó un pequeño aumento porcentual en mujeres.[15]

A partir datos de la OMS, para 2016, la prevalencia de episodios de consumo excesivo en Japón fue del 22.8% entre la población mayor a 15 años, y entre la población que bebe alcohol fue del 40%. En ambos casos los hombres superan en gran porcentaje a las mujeres (37.8% a 8.9% en la población general y 53% a 20.3% en bebedores), eso se vincula a dos cuestiones, hay mayor presencia de episodios de abuso de alcohol en bebedores habituales y también a que haya mayor probabilidad de enfermedades y problemas sociales asociados al abuso de alcohol en hombres. [16]

Con respecto a este problema el gobierno japonés ha puesto en práctica desde 1978 programas para la prevención del abuso del alcohol, los dos últimos se denominaron Health Japan 21. En el primero (2000 a 2012) el objetivo era la prevención de enfermedades asociadas al estilo de vida y a extender la esperanza de vida; al final del programa hubo una considerable reducción de menores de edad que ingerían alcohol, pero no la hubo en el rubro del abuso de esta sustancia, incluso se señaló un incremento en mujeres. El segundo programa que va de 2013 a 2022 tiene como objetivo disminuir las desigualdades regionales y mejorar los hábitos de vida; en este programa se espera reducir la cantidad de consumidores excesivos de alcohol o heavy drinkers en un 2% para hombres y 1% para mujeres al final del plazo del programa. [17]

Con el abuso del alcohol hay toda una serie de repercusiones que el Estado ha tenido que reconocer y que representan costos económicos y sociales importantes a los que se dedican recursos. En 2008, se calculó que el costo directo en servicios de salud fue de 286,509 millones de dólares además de 10,226 millones de dólares por costos indirectos como la pérdida de productividad, estos costos además superaron los ingresos obtenidos por los impuestos a las bebidas alcohólicas.[18] Por consiguiente se podrá ver cómo las acciones de prevención para evitar el consumo en exceso se dirigen no solo a mejorar la salud de la población en general, sino también a disminuir esta carga económica.

Conclusión

La ingesta de alcohol ha sido históricamente un comportamiento aceptado en la sociedad japonesa, que incluso se puede considerar tolerante a la embriaguez, pero que también tiene definidas las situaciones en que es permisible. Beber alcohol es un comportamiento esperado en adultos que tiene diferentes matices en la característica manera en que se construyen las relaciones sociales, jerárquicas y de género en ese país. Esta parte cultural para Christensen debe ser considerada a la hora de establecer programas para ayudar a quienes padecen alcoholismo; en su experiencia con grupos de Alcohólico Anónimos, por ejemplo, no es tan efectivo adaptar ideologías que van de la mano con el cristianismo para convencer a los enfermos de mantenerse abstemios.[19]

Por otro lado, las estadísticas revelan que, si bien el consumo de alcohol se redujo ligeramente en los últimos años, no ha sido así para el caso de la gente que abusa del alcohol, quienes además están marcados por dos detalles, el primero, cada vez hay más mujeres que adoptan este tipo de hábitos y segundo, es un mismo grupo de población que ha ido envejeciendo. Aún así, siempre es posible encontrar problemáticas relacionadas al alcohol en cualquier grupo de edad y género.

En adelante habrá que ver qué nuevas estrategias desarrollará el gobierno japonés para poder revertir los efectos nocivos de la ingesta de alcohol. No solo en términos de morbilidad, sino también en temas sociales como accidentes automovilísticos, la violencia o la pérdida de productividad, que son reconocidos dentro de las problemáticas asociadas al alcohol y a las que se han dedicado programas y prohibiciones con las que no siempre se han obtenido los resultados esperados.

Notas

Notas

[1] Ver Jippensha, Ikku, Shank’s Mare, a translation of the Tokaido volumes of HIZAKURIGE, Japan’s great comic novel of travel & ribaldry by IKKU JIPPENSHA (1765-1831), Thomas Satchel (trad.), Charles Tuttle Co., Tokio, 1960, 414pp.

[2] Partanen, Juha, “Spectacles of sociability and drunkenness: on alcohol and drinking in Japan”, Contemporary Drug Problems, 33 (2006), p. 181.

[3] Bennett, Gerald, “Prevention Specialist: National Institute of Alcoholism (Japan): An Interview with Nobuko Hisatomi, R. N.”, Addictions Nursing, vol. 6, 4 (1994), p. 131.

[4] Myers, Peter and Isralowitz, Richard, Alcohol. Health and Medical Issues Today, Greenwood, EEUU, 2011, p. 179.

[5] Bennet, Gerald, op. cit., p.131.

[6] Idem.

[7] World Health Organization, Global status report on alcohol and health 2018, World Health Organization, [en línea], Suiza, 2018, p. 338, en líneaconsultado en octubre 2021

[8] Partanen, Juha, op. cit., p. 186.

Fuentes

Bennett, Gerald, “Prevention Specialist: National Instituto of Alcoholism (Japan): An Interview with Nobuko Hisatomi, R. N.”, Addictions Nursing, vol. 6, 4 (1994), pp. 129-134.

Christensen, Paul, “Scripting Addiction, Constraining Recovery: Alcoholism and Ideology in Japan”, Jaoanese Studies, 37 (2017), pp. 371-385.

Higuchi, Susumu, et. al. “Japan: alcohol today”, Addiction, 102 (2007), pp. 1849-1862.

Kanda, K y Okamura, T. “The economic and medical costs of alcohol consumption in Japan”, West Indian Medical Journal, 9 (2013), en línea, consultado en octubre 2021.

Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón, “Basic Plan for Promotion of Measures Against Alcohol-related Harm”, p.6, en línea, consultado en septiembre 2021.

Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón, “Medidas sobre el consumo de alcohol en el programa Healthy Japan 21”, en línea, consultado en octubre 2021.

Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón, “Tendencias en los patrones de consumo y problemas asociados al alcohol”, en línea, consultado en octubre de 2021.

Myers, Peter and Isralowitz, Richard, Alcohol. Health and Medical Issues Today, Greenwood, EEUU, 2011, 264pp.

Organisation for Economic Co-operation and Development, “Tackling Harmful Alcohol Use, Country note-Japan” p. 2, en línea, consultado en septiembre de 2021.

Partanen, Juha, “Spectacles of sociability and drunkenness: on alcohol and drinking in Japan”, Contemporary Drug Problems, 33 (2006), pp. 177-204.

Peter L. Myers and Richard E Isralowitz. Alcohol. Health and Medical Issues Today. Greenwood, EEUU, 2011, 251pp.

Schreiber, Mark, “Why are Japan’s millennials shunning alcohol?”, The Japan Times, Marzo 2020, en línea, consultado en octubre de 2021.

World Health Organization, Global status report on alcohol and health 2018, World Health Organization, Suiza, 2018, 450pp., en línea.