Elaborado por María Fernanda De la Peña, Alumna de Servicio Social del PUEAA
La pintura ha sido considerada el arte supremo de la cultura China, se presupone que tiene más de dos mil años de antigüedad y una de sus características más notables es que no puede ser separada de la historia del imperio, ya que van estrechamente ligadas la una con la otra. Los primeros vestigios que se tienen acerca de la antigüedad de la pintura china están referidos en crónicas del siglo III aproximadamente, en la dinastía Han, donde la pintura se utilizaba principalmente como elemento decorativo en las paredes del palacio, en estos frescos se plasmaban elementos de la mitología y las leyendas de la China antigua.
La pintura china, que es plasmada en seda o papel, posee la característica de ser perecedera, motivo por el cual muchas obras de los periodos más antiguos son desconocidas para los estudiosos del tema, los cuales se basan en reproducciones de artistas procedentes de dinastías más tardías para poder criticar y estudiar este arte.
Hecha con pincel (perfeccionado durante los siglos II y III de nuestra era y hechos de pelo de venado) y tinta, desde su origen ha estado muy ligada a la caligrafía, a la cual se le dedicó una parte considerable del rollo pictórico en cada pintura; lo que se escribía allí tenía mucho que ver con poesía o testimonios de los autores, con ello se ha permitido corroborar su autenticidad; esto derivó en que muchos calígrafos fueron en realidad los primeros pintores chinos.
La pintura China posee una dificultad considerable al momento de hacer el cuadro, ya que no hay posibilidad de error, no es posible borrar o retocar un rollo pictórico, las pinceladas son definitivas e irrevocables. La tinta es puesta en la seda o el papel, es absorbida, y ahí permanece de manera definitiva, por esta razón los artistas debían visualizar todo el cuadro antes de dar la primera pincelada. Por otro lado, las figuras representadas son firmes, pero al mismo tiempo sutilmente delicadas, hay un equilibrio entre las masas oscuras y las sombras delicadas hechas con tonos más claros.
Durante el régimen centralista de Kublai Kan, gobernante mongol, se nota en la pintura China del norte una marcada diferencia a comparación de la China del sur, mientras que ésta última ha sido la parte más tradicional del país; en el norte se fundó una cultura más cercana y con más presencia de elementos extranjeros, esto provocó que muchas formas traídas de diversas partes de Asia y Occidente se añadieran a la cultura.
La China del Sur, aunque conservó este carácter más clásico, no estuvo completamente aislada, ya que mantuvo un contacto (de carácter un tanto reservado) con la India, Corea y Japón, sus vecinos más cercanos, por ello se encuentran elementos artísticos hindúes muy destacados en las artes y tradiciones; en especial en la Dinastía Ciang (502-556 d.C.).
En este siglo vivió Hsieh Ho, un pintor y crítico de arte cuya mayor aportación a la pintura China fueron sus “Seis cánones de la Pintura”, considerados la base crítica en la producción artística de épocas posteriores. Señala que la máxima aspiración del pintor debe ser expresar el Chi-yun (la vida y el movimiento) de los objetos animados representados en la obra.
Tras la unificación del imperio chino bajo la breve dinastía Sui, se inició el dominio de la dinastía T´ang quienes dominaron toda Asia Central y Oriental, siendo así un reino constituido por estados vasallos, tributarios y súbditos. Fue durante el dominio de esta dinastía donde se manifestó un notable desarrollo en las letras y las artes, por lo cual ha sido considerada la Edad de Oro de la cultura china. A pesar de la gran cantidad de fuentes que hacen referencia al auge de la pintura (catálogos, descripciones, biografías de pintores, etc.) las pinturas que hay de este periodo son escasas.
En esta época la pintura se convirtió en un arte que no buscaba ser realista, sino captar el espíritu de los temas representados y transmitir lo que habían causado al alma del pintor. Otro rasgo importante de este periodo fue la adopción del “cuadro de rollo” en el siglo VII, lo más cercano a esto anteriormente fue el “rollo pictórico”. A la producción artística de esta dinastía se le han atribuido características de perfección, nobleza, excelencia y detalle fino en el dibujo.
Más tarde la dinastía Ming se destacó por el deseo de desaparecer los rastros mongoles de la cultura y la civilización China, se suprimió cualquier rastro de dominación y se buscó retomar las glorías y el esplendor de las dinastías T´ang y Sung, por lo que se ha catalogado a esta época como una época clasicista. Posteriormente las fronteras del reino fueron cerradas bajo el mandato del emperador Hungwu, y China se cerró al resto del mundo.
Gracias a este aislamiento el contacto con Occidente se vio bruscamente interrumpido, y no fue sino hasta la llegada de los portugueses en China del Sur durante el siglo XVI que China dejo su enclaustramiento. El número de pinturas pertenecientes a la dinastía Ming es considerable y una característica muy peculiar de este periodo, y que es destacable desde el punto de vista histórico es la presencia la de autoría y temporalidad en la producción artística. La pintura de Ming es además una pintura con una gran cantidad de elementos, tales como alusiones literarias y detalles, y aunque el color fue muy rico en las obras, la pintura en general suele estar sobrecargada.
Los Ch´ing que fueron gobernantes de origen extranjero y “bárbaro”, fueron una dinastía muy peculiar ya que tuvieron un sentimiento nacionalista muy arraigado. Los artistas de este periodo retomaron las costumbres eruditas que envolvían el entorno artístico por normas académicas y métodos en extremo técnicos. La producción artística de la época está conformada por elaboradas composiciones que abundan en detalles, entre ellas hay escenas de la vida real, que además de decorar tenían un carácter de entretenimiento.
Fue durante la labor de reorganización del emperador de K´anghsi, que buscaba el fortalecimiento de las viejas tradiciones para lograr una identificación propia para la dinastía, donde la Academia de Pintura que había decaído durante las dinastías Yuan y Ming, sufrió cambios que ayudaron a retomar el rumbo perdido, aunque nunca logró llegar al esplendor artístico presente en los T´ang y los Sung. Hubo además una gran producción de tratados de arte y se comenzó la tarea de editar el Shan-Hua-P´u que es la enciclopedia más grande y de carácter oficial con respecto a la caligrafía y la pintura, y es además una fuente de información con un gran valor.
Bibliografía
Houghton, Brodrick, La pintura China, 2da ed., trad. Zarina Lacy, Ricardo Martínez, México, Fondo de Cultura Económica, 1954, 155 p.
Martínez, José Luis, China/ Japón. El mundo antiguo, México, Secretaría de Educación Pública, 1984, 373 p.
Rowley, George, Principios de la pintura China, trad. Aurelio Martínez Benito, Madrid, Alianza, 1981, 169 p.