Japón
En el caso de Japón, aunque no se habla del origen de todo el mundo/universo, se habla la creación del país. Para los japoneses los primeros dioses surgen en la Alta Planicie Celestial, tres dioses invisibles y dos visibles de los cuales no se tiene un origen claro, pero se conocen como las “Divinidades Celestiales especiales”.
Después, en un segundo momento, surgen dos dioses invisibles más y seis parejas de dioses que nombraron como las “Siete Generaciones de la Era de los Dioses”, la última pareja en hacer su aparición es Izanagi (“El que invita” o la deidad sagrada de la calma) e Izanami (“La que invita” o deidad sagrada de las olas).
Esta primera parte del mito lo más relevante es que los dioses ordenan a Izanagi e Izanami que terminen de crear el país que flota, para lo cual, le entregan a Izanagi la “Celestial Lanza de Joyas”. Ambos dioses se situaron en un puente flotante para que Izanagi revolviera el magma para cuajarlo con la marea salada, entonces al levantarla, el líquido que goteó de la lanza se solidificó y formó la isla de Onogoro a la cual las deidades bajan y construyen la Ama no Mihashira (“Augusta Columna Celestial”) y la “Sala de Ocho Brazas”, es decir, la sala que señala todas las direcciones posibles.
En esta casa (pilar y centro) las deidades comienzan su tarea creadora cuando Izanagi le pregunta a Izanami:
- ¿Cómo está formado tu cuerpo?
- Mi cuerpo se hace y se hace, pero hay un lugar que no acaba de hacerse. ¾ Respondió la diosa.
- Mi cuerpo se hace y se hace, pero hay un lugar que se hace en exceso. ¿Qué pasaría si metiera en el lugar de tu cuerpo que no acaba de hacerse y generáramos países? ¾ Le dijo Izanagi.
- ¡Será bueno!
- En tal caso, tú y yo daremos una vuelta a la Augusta Columna Celestial y nos encontraremos para unirnos conyugalmente. Ve tú hacia mí por el lado derecho y yo iré hacia ti por el lado izquierdo.
Así lo hicieron, pero cuando se encontraron, la primera en hablar fue Izanami e Izanagi le respondió al tiempo que se daba cuenta del error que cometió su hermana al hablar primero, de esta unión nació un hijo deforme, Hiruko (el niño sanguijuela) y una hija deforme, Aha shima (la isla bruja). Aterrados, las divinidades regresaron a la Alta Planicie donde los dioses después de consultar al oráculo confirman lo que Izanagi pensó, por lo que ambos hermanos, deben regresar a la columna para realizar de nueva cuenta el ritual de apareamiento de la forma correcta.
Una vez hecho el ritual correctamente, de la unión nacen ocho islas que conforman el “Gran país de las Ocho Islas” (antiguamente el número ocho se comprendía como “mucho” dando lugar así, al “Gran País de muchas islas”). Después de más rituales exitosos surgen seis islas más y entre el surgimiento de islas también nacen otros 31 kamis (dioses), de los cuales la última fue de gran importancia, ya que Ohogetsu-hime no kami (la Gran Princesa de la Alimnentación), al morir, de su cuerpo daría a la “hierba humana” el arroz, el mijo, el trigo, el frijol y la soja. Pero ese es otro mito.