Blog
El avance económico de Singapur: un país limpio en el gobierno y en las calles
19 Nov 2021

Una de las maneras en que Singapur buscó sobresalir como país primermundista en una región tercermundista fue tener un país limpio y verde. La infraestructura era fácil de obtener, la dificultad venía en cambiar las prácticas de la población. El ruido, tirar basura, escupir en las calles y ser descortés eran prácticas muy arraigadas entre los singapurenses.

Al primer ministro singapurense Lee Kwan Yew le preocupaba sobremanera que empezaron a surgir taxis pirata que no seguían las leyes de tránsito, que ponían en riesgo a los pasajeros y a los transeúntes, que contaminaban y que ponían en jaque al sistema de transporte público. A su vez los puestos de comida sin permiso hacían que la ciudad estuviera sucia y oliera mal. Esta forma de trabajo informal fue difícil de combatir. Fue hasta 1971 cuando se habían creado suficientes empleos que la ley pudo empezar a aplicarse de manera más estricta y empezar a recuperar las calles.

El gobierno empezó a construir sitios donde los puestos de comida podían vender sus productos con permiso, asientos, baños, drenaje y un correcto manejo de residuos. Así se pudo empezar a invertir en la infraestructura vial. Los taxistas empezaron a recibir ofertas de trabajo en el sistema de transporte colectivo y así se pudo vetar los taxis sin permiso. Al tener las calles limpias fue más evidente la necesidad de embellecerlas y tener una ciudad jardín tropical.

El mantenimiento de las plantas y de los edificios era vital para dar una imagen de país primer mundista. Lee Kwan Yew había plantado árboles en las inauguraciones de distintos centros comunitarios, calles y establecimientos construidos por el gobierno para dar por terminadas las obras. Esto le dio la idea de crear un nuevo departamento encargado de cuidar de la vegetación de Singapur. Se empezaron a plantar millones de arbustos, palmeras y árboles. Las plantas levantaron la moral de la población y fomentaron que cuidaran más su entorno. Este nuevo embellecimiento no se hizo distinguiendo clases sociales, a diferencia de como se había hecho durante el imperio británico.

El reverdecer la ciudad fue de vital importancia para Lee Kwan Yew. Por ello, llevó expertos de Australia y Nueva Zelanda para que analizaran el suelo y el clima de la isla y poder aprovechar al máximo estas características. Las recomendaciones dadas por estos expertos hicieron que el pasto se volviera verde y toda la ciudad empezó a llenarse de vida. Una cantidad mínima de países asiáticos se enfocaba en las áreas verdes de las ciudades. El reverdecimiento de Singapur es, según Lee Kuan Yew, el proyecto más redituable que lanzó.

El primer ministro plantando un árbol en 1980. Imagen rescatada de: Nparks

Dadas las fuertes lluvias tropicales que recibe la isla, el primer ministro Lee quería aprovechar esta oportunidad utilizar toda el agua que caía. Una parte importante de tener un Singapur limpio era poder contar con agua pluvial sin contaminación y con tuberías sin tapones. El poder recolectar el agua pluvial de manera limpia era una situación vital y en 1980 se pudo obtener hasta 63 millones de galones de agua diarios, la mitad del consumo diario del momento. A esto se le agregó la limpieza de cuerpos de agua, permitiendo el regreso de peces y pescadores. Los ríos limpios permitieron un nuevo tipo de calidad de vida. Subió el valor y el uso de la tierra, se crearon sitios turísticos y la pooblación cuidaba más su entorno, estaba motivada. A su vez, la ontaminación aérea se disminuyó y llegaron nuevas aves.

El gobierno singapurense decidió implementar leyes más estrictas para quitar adicciones y contaminación como el cigarro. Subió los precios de este producto, prohibió su consumo en lugares cerrados y lanzó una campaña en contra de ese vicio. A su vez, notaron que el chicle estaba ocasionando muchos estragos. La población dejaba tirado el chicle en la calle, haciendo que se le pegara a otras personas y animales al caminar, a veces lo ponían en mobiliario que terminaba por descomponerse y llegaba a ocasionar problemas en el sistema de transporte colectivo. Por esa razón, el gobierno decidió prohibir el chicle en la isla, causando curiosidad y risa en otros países.

La decisión de Lee de tomar medidas para tener un país limpio estaba tomada y él estaba convencido de que era una excelente manera de mejorar la situación de su país. Los cambios se dieron en el agua, en las vialidades y también dentro de su gobierno. Desde que el partido fundado por Lee Kuan Yew asumió el poder en la isla en 1959, se tuvo claro que la administración debía ser transparente. La corrupción, avaricia y decadencia de otros líderes asiáticos enfermaba y disgustaba a Lee Kuan Yew, primer ministro de Singapur. Para asegurarse de tener un gobierno limpio y libre de corrupción, se creó la oficina de investigación de prácticas corruptas.

Especialmente en niveles bajos y medios de gobierno y el sistema judicial, esta oficina se encargaba de evitar los sobornos en la primera fila de encuentro entre estos sectores del Estado y la población. Por ejemplo, la oficina trabajó arduamente en vigilar que los policías no recibieran dinero para evitar echar a los vendedores ambulantes de las áreas no destinadas para este fin. Esta oficina se dedicó también a evitar la corrupción en los niveles más altos del gobierno. En un principio se tuvieron guías claras, ejecución imparcial de leyes cada vez más estrictas y el encarcelamiento. La definición de sobornos fue ampliada a cualquier objeto de valor. Los encargados de investigar los casos de corrupción tuvieron amplios poderes que les permitió hacer arrestos, congelar cuentas bancarias, investigar las finanzas de familiares y agentes de los principales sospechosos.

El mayor cambio se dio en 1960 cuando las cortes aceptaron como prueba suficiente de corrupción que una persona estuviera viviendo un estilo inexplicable dado su ingreso o que el origen de sus propiedades no pudiera ser demostrado como no proveniente de dinero público. La reputación del encargado de la oficina anticorrupción fue impecable y se reconoció como un buen aliado en la lucha contra toda persona que estuviera desviando recursos de los contribuyentes.

Lee Kuan Yew reconoce que es fácil iniciar un gobierno con altos estándares morales, convicciones fuertes y gran determinación para abatir la corrupción, el problema, menciona, es mantener ese nivel durante los años. Si los líderes no comparten esa determinación, los transgresores comenzarán a ganar la batalla. A su vez, una parte importante para evitar la corrupción es pagar lo justo por los trabajos realizados. Mineros, ministros, maestros, todos deben ganar un sueldo correcto acorde a su servicio.

A grandes rasgos, Lee Kuan Yew sabía que, para lograr sus objetivos, la población debía sentirse a la altura de estos. No se podía exigir quitar a los trabajadores ambulantes sin oferta de trabajos formales, no se podía querer un país limpio sin campañas fuertes de concientización y sin reformas que modificaran el espacio. El primer ministro singapurense quiso tener un oasis primermundista en un mundo desigual y aprovechó lo que tenía, lo transformó y lo moldeó en una sociedad más incluyente y sana a los ojos del mandatario.


Referencia

Lee, Y. (2011). From Third World to First. The Singapore Story: 1965-2000. Harper.