Una de las maneras en que Singapur buscó sobresalir como país primermundista en una región tercermundista fue tener un país limpio y verde. La infraestructura era fácil de obtener, la dificultad venía en cambiar las prácticas de la población. El ruido, tirar basura, escupir en las calles y ser descortés eran prácticas muy arraigadas entre los singapurenses.
Al primer ministro singapurense Lee Kwan Yew le preocupaba sobremanera que empezaron a surgir taxis pirata que no seguían las leyes de tránsito, que ponían en riesgo a los pasajeros y a los transeúntes, que contaminaban y que ponían en jaque al sistema de transporte público. A su vez los puestos de comida sin permiso hacían que la ciudad estuviera sucia y oliera mal. Esta forma de trabajo informal fue difícil de combatir. Fue hasta 1971 cuando se habían creado suficientes empleos que la ley pudo empezar a aplicarse de manera más estricta y empezar a recuperar las calles.
El gobierno empezó a construir sitios donde los puestos de comida podían vender sus productos con permiso, asientos, baños, drenaje y un correcto manejo de residuos. Así se pudo empezar a invertir en la infraestructura vial. Los taxistas empezaron a recibir ofertas de trabajo en el sistema de transporte colectivo y así se pudo vetar los taxis sin permiso. Al tener las calles limpias fue más evidente la necesidad de embellecerlas y tener una ciudad jardín tropical.
El mantenimiento de las plantas y de los edificios era vital para dar una imagen de país primer mundista. Lee Kwan Yew había plantado árboles en las inauguraciones de distintos centros comunitarios, calles y establecimientos construidos por el gobierno para dar por terminadas las obras. Esto le dio la idea de crear un nuevo departamento encargado de cuidar de la vegetación de Singapur. Se empezaron a plantar millones de arbustos, palmeras y árboles. Las plantas levantaron la moral de la población y fomentaron que cuidaran más su entorno. Este nuevo embellecimiento no se hizo distinguiendo clases sociales, a diferencia de como se había hecho durante el imperio británico.
El reverdecer la ciudad fue de vital importancia para Lee Kwan Yew. Por ello, llevó expertos de Australia y Nueva Zelanda para que analizaran el suelo y el clima de la isla y poder aprovechar al máximo estas características. Las recomendaciones dadas por estos expertos hicieron que el pasto se volviera verde y toda la ciudad empezó a llenarse de vida. Una cantidad mínima de países asiáticos se enfocaba en las áreas verdes de las ciudades. El reverdecimiento de Singapur es, según Lee Kuan Yew, el proyecto más redituable que lanzó.