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¿Por qué tener teléfono inteligente y tarjetas de crédito, no significa inclusión financiera y digital?
31 Jul 2024
Introducción

Los países del sur global, en la era digital, poseen una de las brechas digitales más

extensas, comparadas con las regiones más digitalizadas ubicadas, no por coincidencia, en occidente y Europa. Este documento tiene por objeto analizar y mostrar cómo es que dentro de los países miembros de BRICS[1] existen desigualdades muy notorias en materia de conectividad/digitalización y financiación, con brechas en distintos rubros, además de analizar las características contextuales en las que se presentan estas cifras, siendo 2021 el periodo tabulado y analizado.



Los países emergentes y sus grandes poblaciones

Los BRICS, estas naciones, con grandes poblaciones y economías en expansión, se enfrentan a desafíos y oportunidades singulares en cuanto a la inclusión financiera y digital. La relevancia de la inclusión digital debe trascender el ámbito económico, ya que los progresos tecnológicos y el acceso a créditos siguen siendo privilegios para quienes pueden costearlos, dejando a la mayoría marginada y sin acceso a servicios tecnológicos, derivando a los financieros.

De acuerdo con el Banco Mundial, la inclusión financiera es esencial para reducir la pobreza extrema; sin embargo, ¿cómo puede ser esto efectivo si no hay acceso a servicios financieros, si no se cuenta con empleo formal? Más problemático aún, ¿cómo se puede disminuir la pobreza si los bancos imponen altas tasas de interés en sus distintos servicios?

Tal vez las estadísticas sugieren que tener acceso a servicios financieros como préstamos, ahorros y créditos implica inclusión, pero la realidad del endeudamiento revela que la situación es mucho más compleja que simplemente reducir el endeudamiento.

La inclusión digital plantea la posibilidad, más no garantiza el acceso a la educación a través de internet, ya que existen restricciones gubernamentales y costos de oportunidad significativos que limitan su alcance. En muchas regiones, la elección se reduce a comer o recibir educación debido a la falta de servicios básicos, siendo una realidad para las personas marginadas y en extrema pobreza.

Mientras las sociedades privilegiadas disfrutan de educación, salud, servicios financieros y digitales, las personas en pobreza extrema no pueden acceder a estos beneficios, considerados un lujo. Aunque el avance tecnológico muestra el desarrollo aparentemente global, sólo aquellos con recursos enfocados en la tecnología o financiación en la digitalización, pueden aprovechar estas oportunidades, es así como se amplía cada vez más la brecha de inclusión financiera y digital.

Derechos humanos universales y ¿básicos?

Se tienen distintas cuestiones a desarrollar, entre ellas el tratar de presentar cómo es que se concibe el acceso a la digitalización, trayendo a la mesa el hecho de que es un derecho humano, ya catalogado por la ONU desde el año 2012, por la Asamblea General ONU, donde se menciona que es una necesidad que debe ser abastecida por el bien para el desarrollo de las personas y agregamos, para el buen del flujo en cualquier aspecto de la vida globalizada y múltiplemente digitalizada en distintas esferas, principalmente la económica y de acceso a la educación.

Hacer énfasis en que, si bien, está estipulado como un derecho humano, pasa igual que lo ocurrido con los Objetivos de Desarrollo Humano, que pasaron a ser Objetivos de Desarrollo Sostenible, pues cada país puede alegar a que el que esté estipulado no quiere decir que tenga los recursos y materias necesarias para poder garantizar ese derecho, entonces cada uno lo otorga en medida de sus capacidades.

Por otra parte, es interesante la forma en la cual se tiene acceso a dispositivos electrónicos y con ellos a cuentas electrónicas. El acceso a dichos dispositivos sea de gama baja o alta traen consigo el acceso a la digitalización, pero no automáticamente, ya que de ello depende la geografía y la economía de los usuarios, es por ello que el acceso a la digitalización tiene una relación directa con la segmentación de clases.

Además, el que una persona tenga acceso a un dispositivo de gama alta, sin tener una economía que le permita poseerlo, está siendo explicado además por otros mecanismos alternos que se dan alrededor del mercado, esto es la venta de estos aparatos en precios más bajos por una descontinuación de los mismos o por medio del robo y reventa o piratería, que hacen una suerte de acceso a los recursos tecnológicos o también por medio de algo llamado “capital descremado”[2], que advierte una dinámica en la cual, los diferentes estratos sociales acceden a los productos que el mercado ofrece, sin perder sus ganancias, más bien utilizando una estrategia de alza de precios en la presentación inicial de sus productos y reduciendo el precio con el paso del tiempo para garantizar las ventas del producto, pues se vende en diferentes momentos, pero al final se tiene acceso a ellos y las empresas no tienen stocks retenidos ni pérdidas en ventas o ganancias.

Lo anterior trae de manera obligada la pregunta, entonces ¿el acceso a dispositivos electrónicos garantiza el acceso a la digitalización? la respuesta inmediata es que no y tiene que ver con más factores, ya que no únicamente se necesita tener posesión un artículo digital para poder acceder a internet, sino además, el acceso a la red depende de los contratos que se tengan con las telecomunicaciones y por más exagerado que parezca, también tienen que ver la capacidad espacial que tenga el Estado-nación del que hablemos.

Un andamiaje rápido a la Guerra Fría puede dar a entender cómo la capacidad para poder desarrollar la tecnología se dio durante este contexto de carrera espacial y el lanzamiento de satélites o creación de bandas que también están situadas en miles de kilómetros de forma terrestre y marítima. Los puntos globales de conectividad por excelencia son Estados Unidos, China, Rusia, por citar algunos de los países que más han invertido en telecomunicaciones, satélites, tecnologías e internet. Lo anterior advierte la relación directa que tiene la digitalización con la economía del espacio, de la que muy poco se habla.[3]

Además, como ya se anunció, el tener un aparato electrónico como un smartphone no significa el acceso a la digitalización, presentado de manera más clara durante el contexto pandémico del SARS- COV 2, Covid-19, momento en el que a escala mundial se mostró el gran déficit del acceso a dispositivos e internet, lo cual repercutió/e de manera directa en la educación y desenvolvimiento de las dinámicas comerciales en todas las escalas y esferas. El acceso a la digitalización representó en esos infantes, durante y post pandemia, la diferencia entre el acceso o exclusión de la educación, lo cual abrió de manera notable la brecha de educación.

El aprovisionamiento de la digitalización no es garante del derecho y de su uso

Disponer del acceso a la digitalización no asegura el ejercicio pleno de los derechos ni su uso equitativo, aunque la tecnología proporciona las herramientas para mejorar el acceso a la información, servicios y oportunidades persisten barreras significativas que impiden a muchas personas beneficiarse de estos avances.

La desigualdad en el acceso a tecnologías y conectividad sigue siendo un desafío. No todos tienen acceso a internet, dispositivos adecuados o habilidades digitales[4], lo que excluye a ciertas poblaciones de los beneficios de la digitalización. Las diferencias económicas afectan la capacidad de las personas para aprovechar las oportunidades digitales, incluso con infraestructura digital, el acceso a los servicios puede no ser equitativo.

Las barreras lingüísticas, la falta de contenidos culturalmente relevantes y la discriminación pueden impedir que ciertos grupos utilicen estos servicios plenamente y se comprende que los espacios creados, incluso en la virtualidad y digitalización están siendo al servicio de un cierto tipo de usuarios que se enmarcan en un cierto estilo de vida y economía.

Un punto muy importante y que se deja de lado es la privacidad y la seguridad de la protección de los datos[5].

¿Por qué los países con alto margen de digitalización atienden a agendas políticas encaminadas a problemas en el contexto de pandemia?

Es interesante hacer notar que el acceso a puntos de internet y con ello a la digitalización de espacios recae de manera directa en las agendas políticas en momentos en los que, de manera penosa, las acciones emprendidas por el Estado son reactivas y no preventivas.

En el caso de México, hubo una demanda social durante pandemia la cual señalaba la falta de recursos encaminados a la conectividad de internet y fue hasta que las demandas fueron reiteradas que, la jefa de Gobierno y actual presidenta electa Claudia Sheinbaum realizó la apertura de los puntos de conectividad de internet con el Programa de Conectividad en Sitios Públicos 2023 (PCSP 2023); sin embargo, de no haber este episodio epidémico en el cual únicamente se hicieron visibles, no es que aparecieran de la nada, las necesidades y carencias de la conectividad es que se atendió.

La crisis sanitaria, aunque género dificultades, impulsó la adopción de pagos digitales, lo que, según el informe Global Findex 2021, ha abierto nuevas oportunidades económicas y ha reducido las desigualdades de género en el acceso a servicios financieros. En pocas palabras, la pandemia ha demostrado que la inclusión financiera es un factor clave para el desarrollo económico y social.

Tener acceso a digitalización no es igual a calidad de vida e inclusión digital (caso de indigentes con limosna por QR para WeChat)

Por otro lado, según los datos obtenidos por el Banco Mundial, en cuanto a digitalización y acceso a un teléfono inteligente e internet para poder efectuar pagos digitales, China tiene una puntuación, que a primera vista lo colocaría como un país muy incluyente de forma digital, pero al escudriñar en sus datos de manera dividida en hombres y mujeres se encuentra una disparidad muy significativa, pues los hombres tienen un porcentaje de acceso de 60.67 (sobre qué estamos midiendo?), a diferencia de las mujeres con un acceso de solo el 15.49 %, lo cual indica la desigualdad fuertemente enmarcada en la división sexo genérica y trayendo a contexto las formas tradicionales en las que se mantienen las sociedades chinas, en las cuales el hombre es, en la mayoría de los casos, el proveedor es, por lo tanto, quien tiene acceso y necesidad de forma obligada a los dispositivos electrónicos y a las cuentas bancarias, es decir una clara apertura en la brecha en cuanto a la inclusión financiera.

Añadiendo un dato que pareciera sacado de una ficción irónica, el tema de acceso a cuentas financieras y con ello a un dispositivo que permita tener acceso a internet y su utilización no significa la garantía del mejoramiento en el estilo de vida de las personas. En China se da un fenómeno muy particular, ya que la digitalización se ha extendido a tal grado que las personas en estado de indigencia tienen acceso a cuentas de WeChat y por medio de la utilización de herramientas del campo digital, como lo son los códigos QR es el medio por el cual piden limosna.

Este caso demuestra que la digitalización y el acceso a las cuentas bancarias o al mundo financiero en la esfera digital no está ayudando a la reducción de la brecha de desigualdad y del empobrecimiento, más bien es una herramienta que está siendo cada vez más utilizada y que estas personas en estado de vulnerabilidad económica se han valido de ellas para continuar, en las periferias y marginación, pero al fin y al cabo dentro del sistema económicamente digitalizado y desigual.[6]

Análisis
Brasil

Durante la pandemia, países en desarrollo que carecían de la capacidad tecnológica, tuvieron que realizar un gran progreso para que la crisis de la Covid-19 no afectará su progreso. Brasil ha logrado importantes avances en la inclusión financiera y digital, logrando el acceso a los servicios digitales y financieros, con el crecimiento de la banca digital que pretende bancarizar a la mayor parte de su población. con programas sociales como “Bolsa Familia” han sido parte de esta inclusión financiera a la población más vulnerable de Brasil.

La participación del Estado es fundamental, ya que la regulación que promueve el Banco Central de Brasil para fomentar la competencia y la innovación en el sector financiero promueve la inclusión financiera, del mismo modo para la inclusión digital “Brasil ha invertido en la expansión de su infraestructura de internet, lo que ha incrementado significativamente el acceso en áreas rurales y urbanas.” (Macedo & Gutiérrez, 2020).

De igual manera, han puesto énfasis en mejorar las habilidades digitales de la población, que da un paso adelante para la inclusión digital, caso contrario en la inclusión financiera, pues hay una falta enorme de educación financiera, que aunque la población tenga acceso a los servicios financieros, si no son capaces de poder gestionar sus finanzas de manera efectiva, podrían tener problemas financieros graves y esto anularía los beneficios de la inclusión financiera.

Brasil enfrenta una brecha de género significativa en el acceso a servicios financieros. Un porcentaje mayor de hombres que de mujeres tiene ahorros, préstamos y cuentas de dinero móvil. En 2021, el 30% de los hombres tenía ahorros en comparación con sólo el 20% de las mujeres, una notable diferencia de 10 puntos porcentuales. De manera similar, el 48.3% de los hombres tenía acceso a préstamos frente al 33.8% de las mujeres, destacando que apenas el 41.05% de la población en general puede contar con este tipo de servicio financiero. La brecha también se extiende al acceso a cuentas de dinero móvil, donde solo el 30.2% de los hombres y el 23.4% de las mujeres tienen acceso. En general, menos de la mitad de la población brasileña tiene acceso a servicios financieros, a pesar de que una gran mayoría posee teléfonos móviles. Esto indica que la brecha digital y financiera va de la mano con la brecha de género, limitando la inclusión financiera para una gran parte de la población.

La brecha financiera y digital en Brasil está dada por las desigualdades entre los diferentes niveles económicos, la accesibilidad a la tecnología, las diferencias regionales, sobre todo entre zonas urbanas y rurales y al acceso a la información en cuestión de educación financiera y digital.

Rusia

Rusia ha trascendido la digitalización de su población para emplear la tecnología como un arma en los conflictos contemporáneos. La integración de drones, ciberataques y desinformación en la estrategia bélica rusa ha generado una compleja red donde la guerra, la política y la sociedad se fusionan. Esta interconexión ha redefinido el concepto de conflicto, trasladándolo del campo de batalla a los espacios digitales.

Tristemente, se sabe que “Las guerras siempre han generado desarrollos tecnológicos, innovación y la de Rusia vs. Ucrania no es la excepción.” (Bravo, 2023).

Dentro de la inclusión financiera, para el 2021, Rusia aún tiene brechas de género, pues los hombres son los que tienen mayor acceso a servicios financieros. Para realizar compras por línea, la participación de los hombres es de 49.4% y de las mujeres 43.3% con una diferencia de 6.1 puntos porcentuales. En acceso a préstamos de instituciones financieras el porcentaje de hombres es de 32.1% y de las mujeres del 29.6%, lo que nos indica que apenas el 46.9% de la población en general tienen acceso a este tipo de servicio financiero.

El 87% de hombres y mujeres realizan y reciben pagos de manera digital, lo que muestra paridad en esta variable, pero aún no indica que Rusia tenga un porcentaje alto de inclusión financiera, en general apenas el 50% tienen acceso a servicios financieros, aunque una gran mayoría tienen acceso a servicios digitales.

Si bien Rusia ha avanzado en la digitalización de sus pagos, la inclusión financiera sigue siendo un desafío, especialmente para las mujeres. En 2021, la brecha de género en el acceso a servicios financieros como préstamos persistió, a pesar de la alta penetración de los pagos digitales.

Estos datos resaltan la necesidad de implementar políticas públicas y accesibles para toda la población.

India

El Estado hindú ha tenido márgenes de crecimiento en el sector digital y es idealizado como uno de los países emergentes con mucho potencial para la extensión del mercado tecnológico y digital. En 2018 estaba catalogado como uno de "los mayores mercados de internet del mundo". Es curioso que a pesar de haber un avance en materia de industrialización en producción de telefonía inteligente, en 2018 en Nioda, ciudad cercana a la capital del país indio, se inauguró en asociación con la marca Samsung una empresa de manufactura de teléfonos inteligentes, mencionarlo es importante por dos cuestiones; la primera es que: esa empresa es Surcoreana y la segunda es que, a pesar de tener una empresa dentro del territorio, que si bien, significa creación de empleos y producción masiva de dispositivos electrónicos, lo cierto es que las ganancias, la tecnología y la venta de los productos no está dirigida a los ciudadanos indios.

Es por eso que se crean grandes falacias en las cuales el desarrollo de alguna industria es plasmado como un avance en pro del país en donde se sitúa, pero la realidad es que lo que representa es únicamente un saqueo de recursos, o una instrumentalización de mano de obra abaratada y un impacto económico para los países impulsores de los proyectos, no para quienes los tienen en su interior.

Los datos más recientes para el acceso a la conectividad de los indios a internet hasta 2021 era de 46% de habitantes (Banco Mundial: 2024)[7], cifra que es gigantesca, pero ante su población que oscila en 1.42 mil millones de habitantes representa un porcentaje por debajo de la media con acceso al internet.

China

Con datos del Global Findex 2021, en China, ocho de cada diez adultos realizaron un pago digital a un comercio, mientras que en otros países en desarrollo, sólo dos de cada diez adultos lo hicieron. Además, cerca del 40% de estos últimos comenzaron a utilizar pagos digitales por primera vez después del inicio de la pandemia de COVID-19.

Mientras en 2017 predominaba el pago en efectivo al recibir el producto, en 2021 se observa un notable crecimiento en los pagos digitales; solo un pequeño porcentaje (4%) de las personas con cuentas bancarias no realizan pagos digitales. China lidera esta tendencia, con una casi total adopción de métodos electrónicos.

En China, tanto el uso de teléfonos móviles como de internet para realizar pagos digitales es prácticamente universal, sin embargo, la mayoría de las personas (60%) utilizan tanto tarjetas de débito o créditos, así como teléfonos móviles o internet para hacer sus pagos digitales

Los números muestran a una China con una inclusión financiera y digital fuerte, y con brechas en cuestión de género más estrechas que en los demás países en desarrollo.

Sudáfrica

Por su parte, Sudáfrica cuenta con estadísticas de acceso al recurso de internet al año 2021 con un total de 72% de sus habitantes, pero al momento de hacer una bifurcación en el acceso a internet por parte de hombres y mujeres se presenta un fenómeno repetitivo y normalizado, como lo es la brecha de acceso a internet dividido por sexos; sin embargo, Sudáfrica presenta un giro significativo, pues un rubro presentado estadísticamente por el Banco Mundial en cuanto al acceso al uso de un dispositivo móvil o internet para el pago de facturas, arroja datos en donde los hombres acceden en un 25.19% y 30% en el caso de las mujeres (ambos casos para personas de más de 18 años), presentando un acceso mayor para este sexo.

Conclusiones

A manera de reflexión y con los datos presentados, que únicamente ilustran la cuestión de acceso a la digitalización enfocada en la cuestión del acceso financiero, conformado por el enlace en el espacio cibernético con conexiones entre el acceso a cuentas bancarias, compras y pagos por internet, queda pendiente el análisis de la digitalización enfocada en la educación y más aún, las estadísticas en cuanto a quienes pueden acceder, dividiendo en hombres y mujeres o niños y niñas; sin embargo, no hay datos suficientes para poder presentar un análisis completo en estadísticas oficiales del World Bank, pero quedan las siguientes preguntas ¿por qué nos estamos digitalizando?, ¿para ocio?, ¿para educación?, ¿para compras y ventas en línea?, ¿para quién van encaminados los proyectos de digitalización y avance tecnológico en cuanto a conectividad?

La enseñanza que nos deja el contexto pandémico fue que no hay solo necesidad de tener acceso a las múltiples esferas de derechos básicos, entre ellas la digitalización, sino además de que hay obligaciones del Estado para con sus ciudadanos y está colocando, de manera discursiva y dentro de la lógica del libre mercado, el acceso a la digitalización, Colocando como una cuestión que le compete de forma directa e individualizada a los ciudadanos, lo cual advierte un freno o una buena dinámica del acontecer cotidiano y de mercado en todas las escalas, a nivel local, nacional e internacional y una inconsciencia o simplemente desinterés por el acceso al campo digital.

El análisis de la inclusión financiera y digital en los países BRICS revela un panorama complejo y heterogéneo. Si bien China ha logrado avances significativos en la adopción de pagos digitales, otros países como Brasil, Rusia, India y Sudáfrica enfrentan desafíos persistentes relacionados con la desigualdad de género, las brechas regionales y la falta de infraestructura. A pesar de los esfuerzos gubernamentales y el crecimiento de la tecnología, la inclusión financiera sigue siendo un objetivo elusivo para muchos.

Los hallazgos de este artículo sugieren que la inclusión financiera y digital no es simplemente una cuestión de acceso a tecnología, sino que requiere un enfoque multidimensional que aborde las desigualdades sociales, económicas y de género. La exclusión financiera golpea con mayor fuerza a los más pobres, en los países en desarrollo. A pesar de las variaciones regionales, un patrón constante es que los hogares con menos recursos concentran la mayor parte de la población sin acceso a servicios bancarios. Incluso en China, donde solo el 11% de los adultos no tienen una cuenta bancaria, el 60% de ellos proviene de los hogares más pobres. A nivel mundial, casi la mitad de todas las personas sin acceso a servicios financieros pertenecen al 40% más pobre de la población.

Para avanzar hacia una inclusión más equitativa, se necesitan políticas públicas que promuevan la educación financiera, la inversión en infraestructura digital, y la reducción de las brechas de género. Además, es fundamental considerar el papel de las empresas y las organizaciones de la sociedad civil en la co-creación de soluciones innovadoras.

Es importante avisar que debe ser el Estado debe ser quien garantice el acceso a la digitalización como parte de su paquete de obligaciones para con sus ciudadanos, más aún en este contexto complejo y atravesado por la digitalización, la virtualidad y el uso de internet para la multiplicidad de esferas que hace que exista una dinámica social, pero también política económica-comercial.

Hacer énfasis en la existencia de la falacia que coloca a la posesión de un dispositivo o de puntos de acceso a la conectividad de internet represente de manera automática el goce de este derecho humano básico es importante, porque no es consecuente de manera automática, más bien, se ha visto como hay una serie de cambios en la realidad cotidiana que digitalizan cada vez más el entorno y asi como va transformándose, hay una serie de acciones emprendidas por la población empobrecida o fuera del acceso digno a estas tecnologías, que ha hecho que utilicen los medios digitales para poder permanecer dentro de las esferas y de la realidad económica que les sigue manteniendo empobrecidas y fuera del acceso a dinámicas financieras, como el caso chino ya citado.

Por último, entender que la utilización de la digitalización se ve más concentrada hoy dia en el aspecto económico y de mercado que en el ámbito educativo, cultural o cualquier otra dinámica social que impacte en la vida de los seres humanos; tener conciencia de la necesidad del cierre de la brecha digital y la expansión del acceso a la digitalización o uso de internet a las periferias, es que realmente se podría plantear una mejora y bienestar, enmarcado dentro de las agendas de digitalización o de la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en su objetivo número nueve, el cual enmarca el “aumento del acceso a TIC e Internet” (Naciones Unidas: 2018), pero con una propuesta breve la cual consiste en que no sea únicamente la apertura al acceso del espacio virtual y el uso de internet, sino además la necesidad de una apertura con programas de educación enfocados en el aprovechamiento de estos recursos de manera que impacten en el desarrollo de las personas, por medio de un buen empleo de los mismos y un enriquecimiento en el aspecto educativo.

Notas

[1] Acrónimo, BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), representan un grupo de economías emergentes con grandes dimensiones geográficas y demográficas.

[2] Faster Capital (s/f) ¿Qué es el capital descremado de precios? https://fastercapital.com/es/tema/¿qué-es-el-descremado-de-precios.html

[3] El concepto de economía del espacio planteado por el Foro del Espacio del Programa Internacional de la OCDE presenta que la industria espacial es transversal y ha estado al servicio del desarrollo estratégico de muchas economías contribuyendo avances en la ciencia y tecnología… Rosas. M y López Salas. L 2019. p, 154 en México y la Seguridad Espacial en el siglo XXI. México, Centro de Investigación, Paz y Desarrollo OLOF PALME.

[4] “Las iniciativas de desarrollo de competencias digitales para acceder, comprender, intercambiar y crear información mediante el uso prudente de tecnologías digitales, incluso con fines de aprendizaje y empleo, se centran en el asesoramiento normativo y el desarrollo de capacidades.” (UNESCO, s.f.)

[5] “El ACNUDH y la privacidad en la era digital” en https://www.ohchr.org/es/privacy-in-the-digital-age

[6] ¡Qué modernos! Indigentes en China piden limosna usando un código QR - PorEsto

[7] Banco Mundial (2024) Individuos que utilizan Internet (% de la población) - India, URL: Individuos que utilizan Internet (% de la población) - India | Data (bancomundial.org)

Referencias

Asamblea General ONU, (12 de julio de 2012) Resolución aprobada por el Consejo de Derechos Humanos* 20/8. Promoción, protección y disfrute de los derechos humanos en Internet.

Banco Central Do Brasil. (2009). Financial Inclusion “Proceedings of the I Brazilian Central Bank Forum for Financial Inclusion” .Documento en línea

Banco Mundial (2024) Individuos que utilizan Internet (% de la población) - India, En línea

Baumann, R. (2009) CEPAL. El comercio entre los países “BRICS”. Documento en línea

Bravo, J. (2023, 17 de marzo). Un año después: Rusia-Ucrania y la tecnología. El Economista. En línea

Demirgüç-Kunt, A. Klapper, L. Singer, D. & Ansar, S. (2021). Financial inclusion, digital payments, and resilience in the age of COVID-19. The Global Findex Database 2021. Documento en línea

Faster Capital (s/f) ¿qué Es El Descremado De Precios, En línea

Grupo Banco Mundial. (29 de marzo de 2022). Entendiendo la pobreza. En línea

Macedo, J., & Gutiérrez, L. (2020). Internet infrastructure and digital inclusion in Brazil. Information Technology for Development, 26(3), 486-502.

Naciones Unidas (2018), La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible: una oportunidad para América Latina y el Caribe (LC/G. 2681-P/Rev.

Rosas. M y López Salas. L (2019). México y la Seguridad Espacial en el siglo XXI. México. Centro de Investigación, Paz y Desarrollo OLOF PALME.

UNESCO. (s.f.). “Competencias y habilidades digitales”. En línea