Aguas turbulentas: El conflicto territorial del Mar de China

Por Jessica Ramos y Micheelle Volantín, Alumnas de Servicio Social del PUEAA

En la actualidad persisten muchos conflictos internacionales que involucran reclamaciones y reivindicaciones de soberanía territorial, en el caso de Asia uno de los más importantes son las disputas en torno a varias islas y archipiélagos ubicados en el Mar de China. La raíz del conflicto reside en que la zona tiene un valor geoestratégico tanto por los recursos naturales que se encuentran ahí, así como las vías de comunicación y transporte de mercancías que se desenvuelven en torno. Expertos apuntan que en los últimos años se ha retomado el interés por parte de la República Popular de China (RP China), en tanto que la política exterior del país asiático gira en torno al abastecimiento energético y de recursos naturales, así como la defensa de varios territorios reivindicados como propios (Rubiolo, 2016). Otro factor importante que se considera para la posición de China al respecto de la región, es la obtención del control de una de las principales rutas marítimas comerciales del Este de Asia, aquello en el marco de la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, el One Belt One Road (OBOR). Se debe considerar que el Mar de China Meridional tiene una extensión que enmarca alrededor de 400 islas, arrecifes y bancos de arena, así como varios archipiélagos entre los que se pueden destacar las islas Spratly y las Paracel (Rubiolo, 2016). El origen histórico de las reclamaciones soberanas sobre aquellos territorios, deriva después del fin de la Segunda Guerra Mundial en tanto que el acuerdo de Paz de San Francisco de 1951 no definió la propiedad de los archipiélagos, por lo que aquella omisión desencadenó una serie de reclamaciones parciales y totales en la región entre la República Popular de China, Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunéi y Taiwán (Rubiolo, 2016).

La República Popular de China fundamenta su posesión sobre los territorios en disputa en lo que se denomina como la “línea de nueve guiones” en inglés nine-dash line, definida por lo mapas publicados por China en 1947 con el propósito de delimitar las aguas territoriales en el Mar del Sur de China (Silberberg Schovelin, 2016), así mismo considera a las expediciones a las islas Spratly realizadas por la Dinastía Han en 110 d.C. y la Dinastía Ming entre 1403-1433, al igual que reclamos frente a intrusiones extranjeras y la toma de posesión francesa en 1933 y la japonesa en 1939 como antecedentes legítimos de reclamaciones históricas (Rubiolo, 2016). Sin embargo, el grueso de la comunidad internacional, así también como principalmente de parte de los países involucrados no consideran aquellas pruebas como suficiente sustento para justificar tales reivindicaciones de soberanía territorial. Una de las acciones de mayor trascendencia para la resolución del conflicto fue en el año de 2015, pues la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya comenzó una audiencia sobre el caso presentado por Filipinas en contra de la República Popular de China (Silberberg Schovelin, 2016), que terminó en un fallo de la Corte denegando tales reclamaciones por parte de la potencia asiática sobre el particular caso de las Islas Spratly (o Nansha para los chinos), que también reclaman Taiwán así como una parte Malasia y Brunei. Otros de los conflictos que se ciernen en torno a la región es la reclamación de las islas Pratas (Donsha para los chinos) entre la RP China y Taiwán; el conflicto de los archipiélagos de las islas Paracel (Xisha) entre RP China y Vietnam (Parra Pérez, 2017). Ante la decisión de la Corte, la República Popular de China desconoció el fallo criticando el procedimiento de arbitraje y considerándolo una provocación política, ante lo que declaró que el país no aceptaría ninguna solución que se le imponga o cualquier recurso unilateral para solucionar las diferencias con terceros (Silberberg Schovelin, 2016). Bajo tales consideraciones, la estrategia por parte de Beijin ha sido intensificar los movimientos y ejercicios militares en la región, así como la construcción de varias series de islas artificiales para extender así su mayor influencia. En cifras se estima que el Mar del Sur de China tiene la posibilidad de contener alrededor de 105.000 billones de barriles de reservas de hidrocarburos, así mismo la región cobra mayor importancia por ser considerada una zona de amortiguación, de la parte continental del sur de China, por lo que su control conllevaría la creación de una barrera militar de protección que le permita mitigar cualquier amenaza militar externa (Silberberg Schovelin, 2016).


Bibliografía

Parra Pérez, Á. (27 de Marzo de 2017). Cambio de alianzas en el Mar del Sur de China: retos del nuevo 'statu quo'. Obtenido de Instituto Español de Estudios Estratégicos: Documento en línea

Rubiolo, F. (Julio de 2016). El conflicto del Mar de China Meridional en clave geopolítica. Obtenido de Voces en el Fénix: Documento en línea

Silberberg Schovelin, L. A. (2016). Análisis estratégico del conflicto en el mar del sur de China. Obtenido de REVISMAR: Documento en línea


Fecha de Publicación: 11/01/2019